JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO /
FOTOGALERÍA: PALOMA AGUILAR
Y llegó por fin el triunfo en San Isidro. Una completísima
corrida de Alcurrucén permitió que Ginés Marín saliese en hombros y Juli,
llevándose el peor lote, lograse cortar una oreja y casi acompañar al extremeño
en volandas. Y los nombres de la tarde fueron precisamente de las filas de
López: los de Soler y Fernando Pérez, que supieron torear la angustia de la
espera frente a un cuarto que, astifino de ley, esperaba y esperaba hasta que
tenía al hombre en la mismísima cara para romper en una embestida explosiva y
peligrosísima. Y salieron con muchísima torería del apuro ambos subalternos.
«Cornetillo», número 177, se llamaba ese animal.
Barroso picó al astifino, al que le metió las cuerdas durmiéndose en ambas
varas. Habilísimo anduvo Soler en banderillas con un toro que le esperó
muchísimo también a Fernando Pérez. Antes, pecharon los hombres de Juli con
«Castañuela», el segundo. Frío fue de salida y se fue al relance al
caballo de la puerta a recibir la primera vara, que se la dio Barroso. Ya
Salvador Núñez ejecutó en el sitio la segunda. Frescos anduvieron Álvaro Montes
y Fernando Pérez ante la lidia de José María Soler.
A punto estuvo el primero de derribar a Francisco Javier
Sánchez, rematando bien el tercio en el siguiente encuentro. Fácil anduvo Puchi
en sus palos, al igual que Marcos Ortiz, apurado en su par ante la lidia de
Candelas. «Peleón» llevaba por nombre el quinto, segundo del lote de
Lorenzo, que se mostró frío de salida hasta que le metió las cuerdas Juan
Carlos Sánchez. Largo fue el tercio. Ante la lidia de Puchi, le esperó mucho a
Candelas y Marcos Ortiz palos en mano. A punto estuvo de cornear a Marcos Ortiz
antes de caer.
«Favorito» llevaba por nombre el tercero: frío y
con las manos por delante embistió hasta que se durmió en el peto de Agustín
Navarro. Por gaoneras fue el quite de Álvaro Lorenzo. Bien clavó la maestría de
Carretero y la frescura de Manuel Izquierdo ante la lidia de Fini. «Barberillo»
llevaba por nombre el último toro de la tarde. A su padre Guillermo Marín
derribó el toro en la primera vara, ahormándose en la siguiente. Bien anduvo
Fini en banderillas.