ADIEL ARMANDO BOLIO / Foto: Abril Rábago/NTR
A veces resulta verdaderamente complicado entender las
decisiones del juez de plaza del coso Monumental de Aguascalientes, sobre todo
en esta CLXXXIX edición de la Feria Nacional de San Marcos y más aún en la que
fue la novena corrida del serial cuando a los diestros, el local Fermín
Espinosa «Armillita IV” y el yucateco Michel Lagravére, tras realizar dos
entregados trasteos de extrema voluntad y a petición del público, se les debió
haber concedido una oreja a cada uno, al primero en su segundo astado y al
segundo en el toro de regalo, sin embargo, ante ello estuvo primero el
protagonismo de la autoridad de la plaza. Eso no puede ser así.
Alguien debe decirle ya al juez ¡por favor! que los más
importantes en una plaza son el toro y el torero y no andar dejándose ver en el
palco de la representación del municipio, esto no es un circo romano.
Por su parte, quien igualmente ha tenido una destacada
actuación es el torero jerezano Ginés Marín, quien ha realizado dos trasteos
más que plausibles a ejemplares que no lo merecían por lo complicados que
fueron.
Así las cosas, ante menos de media entrada este lunes 1 de
mayo y bajo un cielo totalmente despejado, se lidiaron siete ejemplares, uno de
ellos de regalo, bien presentados, de la dehesa queretana de Xajay, que
evidenciaron falta de casta. Si acaso el que fue de obsequio fue el que más se
dejó torear. El segundo por cierto lució el hierro de su ganadería hermana, la
de Villar del Águila.
El meridano Michel Lagravére no ha tenido suerte con el lote
que le tocó. Su primero era brusco y muy agarrado al piso y su segundo rajado,
sin embargo en ambos hizo el esfuerzo sin los resultados que él esperaba.
Abrevió en los dos y por ello ha tenido silencio.
De ahí vino el toro de regalo, de la misma casa ganadera
titular, al que le salió ya no Michelito sino don Michel, quien de rodillas en
los medios lo recibió para darle una larga cambiada y de pie lancear a la
verónica y ejecutar chicuelinas de buen trazo, además de quitar igualmente por
chicuelinas para rematar con vistoso manguerazo de Villalta. Con la muleta
sabía que había que «echar toda la carne al asador”. Empezó con pases vaciando
por alto, el de trinchera, de la firma y el de pecho para luego darse a torear
por el lado derecho hasta en tres tandas yendo de menos a más. Por naturales se
dejó ver muy torero y de nuevo por el perfil diestro largar tela en redondo,
siguiéndole una tanda de molinetes que inició de hinojos. Más toreo alternando
los lados de buena técnica, cerrando con abaniqueo. Terminó de pinchazo y
estocada siendo cogido peligrosa y aparatosamente por el pecho, llegándose a
pensar lo peor. El torero maltrecho se fue hasta las tablas y llegando a la
tronera derecha del burladero de aviso se desvaneció. Llegaron en su auxilio
monosabios, subalternos y alternantes para levantarlo y conducirlo a la
enfermería al tiempo que el padre del diestro gritaba angustiado ¡»le metió el
pitón por el pecho”! Pero por fortuna no sucedió lo que se suponía pues antes
de llegar a la enfermería se deshizo de las ayudas y volvió al ruedo sin la
casaquilla y con los tirantes de la taleguilla reventados. Volvió a la cara del
toro y acabó de descabello para que el público le reconociera el esfuerzo en
una aclamada vuelta al ruedo con clara petición de oreja en tanto que el «juez”
se mantuvo inconmovible. Ni hablar.
Luego se supo que tras una revisión preventiva en la
enfermería si traía fractura de costillas y por ello fue llevado al hospital
para hacerle más estudios y mantenerlo en observación.
Fermín Espinosa «Armillita IV” a su primero, que fue de la
dehesa hermana de Xajay, la de Villar del Águila, ha estado de verdad en torero
tanto con el capote como con la muleta no obstante el viento que molestó un
poco, además de lo soso y agarrado al piso del astado. Ligó varias series por
los dos pitones, logrando sacarle a su antagonista un juego que no tenía. No
acertó al matar y escuchó palmas.
En su segundo estructuró una faena de enorme disposición y
firmeza, empezando con la mano derecha pero estando mejor con la izquierda en
dos series que fueron de menos a más. Vino entonces una variedad torera que le
llegó al público cuando combinó un molinete con un cambio de mano por delante y
darse a torear nuevamente por naturales a un ejemplar soso pero noblote. Así
continuó por el lado siniestro para adornarse con un molinete invertido y
terminar alternando los lados con mucha torería. Mató de estocada desprendida y
cuando todo mundo que se le otorgaría una oreja la «H. Autoridad” simplemente
se desentendió de la situación buscando de nuevo el protagonismo barato.
Entonces el público, a pesar de algunos «reventadores”, dio una más que
merecida vuelta al ruedo.
El gaditano Ginés Marín a su primero lo veroniqueó y dio
chicuelinas sin atemperar al astado, viéndose mejor en un quite por
saltilleras. Tras el segundo tercio se desmonteró el estupendo banderillero
Gustavo Campos. Con la sarga, Marín inició de rodillas con pases por alto y una
comprometida arrucina para ser arrollado sin consecuencias. El toro era difícil
y soso y así, con mucha voluntad y valor, el torero ligó series por ambos
lados, estando mejor por el izquierdo y muy por encima del burel. Abrochó su labor
con joselillinas para finiquitar de media estocada y descabello para ser
aplaudido en el tercio.
Y en su segundo, otro toro soso y muy parado, por más que
evidenció su empeño y enormes deseos por agradar se topó con el nulo juego del
lajeño. Abrevió y con la espada dejó un pinchazo y una estocada además de tres
golpes de descabello para recibir palmas de aliento.
FICHA DEL FESTEJO
AGUASCALIENTES,
Aguascalientes. Novena corrida de la CLXXXIX Feria Nacional de San Marcos. Coso
Monumental. Entrada: Menos de media en tarde de cielo despejado.
Seis toros de Xajay, uno de ellos de regalo y, otro de la
dehesa hermana de Villar del Águila, jugado en segundo lugar. El encierro dejó
mucho que desear, sólo el de obsequio fue el que más se dejó torear.
Michel Lagravére:
Silencio, silencio y vuelta al ruedo en el de regalo, además de sufrir fractura
de costillas.
Fermín Espinosa
«Armillita IV”: Palmas y vuelta al ruedo.
Ginés Marín: Al
tercio y palmas. Pésima y protagónica actuación del juez de plaza.