EL TORO DE LA MERIENDA

Emoción comercial


sábado 29 abril, 2017

¿Por qué esta emoción no es comercial? ¿Qué o quién es el culpable de que en cada Feria no haya una gloria cárdena? ¡También son comerciales los billetes que Cobradiezmos vendió para llenar Sevilla!

¿Por qué esta emoción no es comercial? ¿Qué o quién es el culpable de que en cada Feria no haya una gloria cárdena? ¡También son comerciales los billetes que Cobradiezmos vendió para llenar Sevilla!

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

¿Por
qué esta emoción no es comercial? ¿Qué o quién es el culpable de que en cada
Feria no haya una gloria cárdena para demostrar que mil yerros como los del
miércoles tienen su polo positivo con la verdad de un espectáculo como el que
vivió hoy Sevilla?

¿Y qué peste tiene el gris y el guerrero de
luces para no comercializarlos? ¿Quién tiene la mala uva de no querer contarle
al mundo el porqué de esta pugna franca?
Que se reduzcan a dos corridas de la casi
veintena que tiene Sevilla esta emoción vivida hace que el aficionado pierda. Y
la Fiesta, a la que no se le acostumbra a que esta emoción también es parte del
rito, es la mayor perjudicada.

El
mejor ejemplo fue el lleno que Cobradiezmos propició hoy en La Maestranza. Un
lleno educativo y productivo. Un lleno de lógico recuerdo y de razonable
necesidad por repetir lo que el vecino vivió hace un año y que aquel que sólo
va una por temporada no experimentó por la falta de comercialización de la
verdad de la Fiesta.

Como
comercializó su lucha física y psicológica
ese Ferrera siempre
comprometido que, ante la imposibilidad del abreplaza, sacó garra frente al
cuarto para imponerse a los regañadientes del toro e imprimir su soberbia en
una faena de amor propio. ¿Quién comercializa su batalla? ¿Quién se apiada de ese laurel natural
marchitado por el sistema artificial que hoy se llevó al cuello Antonio
Ferrera?
Su
graciosa improvisación capotera como director de lidia que hizo gala toda la
tarde para sentirse torero en cada momento. Y cómo pasó paquete ante ese zorrón
de la oreja… buen comercial de la emoción fue el cárdeno y buen comprador de la
oferta fue el Ferrera que cortó el apéndice.

Fue
también comercial esa gracia toreadora de un Paco Ureña con los codos
prácticamente encogidos de capa. Ese virtuosismo al recoger con la media improvisada
la embestida del cárdeno tercero. Le cortó la oreja
in extremis. Fue a
partir de unas últimas tandas que llegaron con un Maestro Tejera que no se
enteró hasta que el murciano no cogió la espada.

¿Por qué esta emoción no es comercial? ¿Por qué se reduce – con
la excepción de Madrid, Pamplona y el ejemplo de toda Francia- a dos en
Sevilla, dos en Bilbao y una en Zaragoza y Valencia la gloria guerrera de la
verdad del toreo? ¡También son
comerciales los billetes que Cobradiezmos vendió para llenar hoy Sevilla!