Las jornadas taurinas de Pepino volvieron tras el parón de la pandemia con el protagonismo de Tomás Rufo junto a los ganaderos Justo Hernández y Daniel Ruiz, criadores de los dos hierros que el diestro lidió en sus dos primeras tardes en el escalafón superior.
Con un lleno en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Pepino y bajo la dirección de José Miguel Martín de Blas, se desarrolló un coloquio en el que ambos ganaderos repasaron junto a Tomás su fulgurante llegada cómo matador de toros.
Justo Hernández resaltó la dificultad de torear tan despacio al toro del doctorado señalando que «parecía un torero de 20 años de alternativa por su capacidad de coger el ritmo tan cadencioso que exigía el toro y que de no habérselo dado hubiera provocado que el toro hubiera desarrollado otras condiciones menos positivas».
Además resaltó la faena al segundo de su lote al no conformarse por lo hecho en su primero y dar una vuelta de tuerca ante el sexto.
Tomás, entre ovaciones tras el visionado del resumen de la tarde, señaló la importancia de los toros y el haber podido enseñar las dos caras de su toreo.
Tras la tarde de Valladolid la tarde giró a Talavera resaltando el llenazo de no hay billetes y el refrendo de lo hecho en Valladolid.
Daniel Ruiz mostró la exigencia y mimos con los que se preparó la tarde resaltando cómo Tomás se había situado a base de toreo con Vistalegre, El Puerto y, sobre todo, lo hecho en la alternativa.
Tomás agradeció el cariño de la gente que llenó La Caprichosa antes de que Daniel Ruiz hablara sobre cómo él vio sus toros. De nuevo volvieron a aparecer las exigencias del animal que crían para entregarse y propiciar el triunfo que requieren la mejor versión del diestro.
La jornada concluyó con las perspectivas para este año en un emocionante día que recordó la llegada de Tomás al grado de matador entre la personalidad y visión del toreo de Justo Hernández y Daniel Ruiz.