REPORTAJE

Jaén, Cultura del Toro (II)


sábado 29 abril, 2017

Crónica de Santiago Román de las visitas a los lugares más identificativos del toro bravo en la provincia de Jaén en ganaderías como El Cotillo, Sáncho Dávila u Orellana Perdiz

Crónica de Santiago Román de las visitas a los lugares más identificativos del toro bravo en la provincia de Jaén en ganaderías como El Cotillo, Sáncho Dávila u Orellana Perdiz

SANTIAGO ROMÁN

Al inicio de la segunda jornada marchamos
temprano hacia los dominios donde pastan el ganado de «El Cotillo” y «Collado
Ruíz”, de Juan Collado, en el término de Carboneros. Espectacular el complejo
que tiene montado sobre instalaciones del siglo XVIII en donde antes de ver los
toros ya te has recreado observando las amplias, cómodas y bien preparadas
habitaciones o apartamento. La propuesta de ocio incluye, sin querer, tener la
posibilidad de desayunar en una acogedora cocina mientras tienta alguna figura,
siendo estos espiados a través de las ventanas compartidas entre la plaza de
tientas y la cocina. En el mismo se celebran cualquier tipo de eventos y solo
con ver la suite que suelen regalar a los
novios ya le entran ganas a uno de pasar por la vicaría. Con el
aliciente añadido de disponer una puerta que da a un cuarto lleno de jamones
colgando, otro espectáculo visual.

El ganado de encaste Jandilla apenas es
enfundado, ya que en palabras de Juan, debilita los pitones además de tener que
manejar más veces al animal. Solo lo hace en caso de que algunos se peguen. Durante
la visita Juan siguió comentando varios aspectos tales como: el toro que busca
es aquel que tiene movilidad y afición; los dos máximos puntales de la fiesta
de los toros son el toro y la afición; el turismo salva la inviabilidad de
tener hoy día una ganadería con pocas corridas al tiempo que sirve para que se
vea como vive el toro. Finalmente, antes de agasajarnos con un suculento
aperitivo, donde no faltó un fantástico aceite de su propia producción, comentó
algunos aspectos de su cuadrada plaza de tientas y el desnivel que tiene. Plaza
inaugurada por Manzanares padre y Ponce, al que no le gustó inicialmente el
mencionado desnivel pero luego comprobó que después de tentar ahí los toros le
tocaban menos la muleta.

A media mañana continuamos camino de
«Puertolaca” para ver la ganadería de Sancho Dávila. Nos recibió este antes de
hacer el recorrido por parte las 3.000 hectáreas. Hombre afable donde los haya
que sigue prestando un trato personal a todos los que se acercan por allí.
Lógicamente un hombre con su vivencia tiene y mucho que contar. Habló de Sierra
Morena, de cómo empezó la ganadería, su historia, de que la Junta de Andalucía no hace nada
ante los problemas de tuberculosis, del cerdo y jabalí fundamentalmente,
provocando la muerte de miles de vacas. Torero y ganadero que se extraña por un
lado de que teniendo tres toros indultados, el último Ponce a «Latigado” el
pasado septiembre, «las figuras” no quieran matar sus toros; y se asombra, por
otro lado, de que todos los que realizan acercan allí se quedan asombrados al
ver cómo vive el toro en el campo y por supuesto con sus explicaciones, incluso
la de una visita compuestas por aficionados del famoso tendido 7 venteño.
Recalca que no se cansa de atender personalmente a todos y lo hará hasta que
pueda, esperando que se todavía mucho, no en vano escuchar a Sancho Dávila es
todo un deleite para el oído. Sin querer caer en el tópico se nos pasó el
tiempo volando, personalmente las dos horas que estuvimos de tertulia se me
hicieron un cuarto de hora y todos los presentes nos asombramos de la hora que
era cuando nos dirigimos al salón para comer. Mención aparte merece las manos
de su cocinera María José. En definitiva es un lugar donde el visitante puede
pasar un día de toro y campo recibido con un aperitivo, paseo posterior por la
finca y presencia de una tienta de dos eralas por profesionales, siendo todo
detalladamente descrito por el ganadero.

A media tarde pusimos rumbo a la ciudad
renacentista de Baeza, no sin antes hacer un alto en el camino para ver una
joya artística, trátese de la Iglesia de Santa María del Collado, en Santisteban
del Puerto. Monumento digno de hacer una parada para contemplar como la mixtura
del románico y el barroco conviven en perfecta sintonía.

La visita a la Ciudad Patrimonio de la
Humanidad (conjunto integrado por Baeza y Úbeda) iba encauzada a ver,
fundamentalmente, su plaza de toros y el museo que en él se haya. Tras ser
recibidos por la alcaldesa, Lola Marín, fuimos atendidos por la concejala de
bienestar social y 5ª generación de conserjes de la plaza, Carmen Salazar. Bonita
iniciativa la del ayuntamiento de convocar un concurso para decorar los
burladeros de la plaza por jóvenes de la localidad. Destacable la amplitud del
coso y los corrales, así como el exterior. Hizo de anfitrión durante la visita y
la cena posterior Manuel Torres, dueño y creador del grupo M&T, llevándonos
antes de finalizar la jornada a su imprenta y enseñarnos los carteles taurinos
que actualmente tiene en marcha. Toda una historia la que tienen los citados
carteles.

El tercer y último día, marcado por el
viento, tuvo su comienzo en la plaza de toros donde pernoctábamos, Linares.
Nada más entrar en la misma, por el patio de caballos y cuadrillas, nos pareció
haber accedido a un patio cordobés, alegría irradiaba el lugar. La gentil
señora que se encarga de la plaza nos mostró la asombrosa capilla a la que
acceden los toreros para encomendarse antes de hacer el paseíllo. De inmediato
nos invadieron muchas sensaciones, nos encontrábamos donde el mito Manolete
comenzó. Plaza grande y bonita. Carlos Trejo, responsable y coordinador del
viaje, tuvo la feliz idea de que se depositara una rosa en el lugar exacto
donde se produjo la fatídica y archiconocida cogida de Manolete, realizado con
dulzura y cariño por parte de la periodista y fotógrafa Sandra Carbonero. Todos
sentimos que nos hallábamos en un lugar mágico…

El viaje acababa con la visita a la
ganadería «El Añadío”, convertido también en complejo de lujo. Contando con las
comodidades de los tiempos actuales en todas y cada una de las habitaciones,
las cuales, muchas de ellas dan directamente a los corrales y así poder tener
la oportunidad de ver ganado cuando uno menos se lo espera. María Jesús, la
ganadera, explicó el encaste Santa Coloma de su ganadería y cómo adaptaron las
antiguas viviendas y dependencias de los mayorales y vaqueros de antaño,
conservando materiales, por lo que las habitaciones tienen las mismas piedras,
tanto en suelo como en paredes de entonces. Previsto estaba un tentadero, que a
pesar de las reticencias de la ganadera, habida cuenta del aire que hacía y no
muy buenos presentimientos para el día, accedió a que se llevara a cabo. Insistió María Jesús que no nos podíamos marchar sin antes comer,
cosa que hicimos saboreando entre otros platos un exquisito estofado de toro.

Posteriormente unos marchamos a Sevilla
para ver la corrida y otros aprovecharon para, tras la sobremesa, ver el
ganado. 
Una vez más debo dar la enhorabuena y
agradecer la iniciativa de la Diputación de Jaén, magistralmente coordinada por
Quercus XXI con Carlos Trejo a la cabeza. A ver si se copia la idea en más
provincias. Pues ha sido un placer para casi todos los sentidos.