JUAN IRANZO
Eternos
Y en el cielo una nueva estrella,
que ilumina con luz blanca
el camino de todo aquel que sueña
con toros bravos y chaquetillas toreras.
Una inocente estrella
que dejó esta tierra
ayuna de verdad y valores
para subir al cielo, a servir de ejemplo,
a quien mira con el corazón, y se juega el pecho.
No es un adiós
es un hasta luego,
porque un día, espero,
allí arriba,
nos encontraremos.