RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
Ha sido de esas corridas en las que al
final uno como aficionado sale de la plaza renovado de ilusiones. La de este
viernes ha sido una clara lección a todos los ganaderos venezolanos que sí se
puede presentar un toro digno, con la categoría y el respeto que merece el
aficionado. Lo demás lo decide la suerte que los toreros tengan al momento de
aprovecharlos. Y eso fue lo que ocurrió. Un lote de astados de bellas y
armónicas hechuras que ha sido aprovechado por la terna de espada que han hecho
de este un entretenido festejo, de principio a fin.
Los nombres de «Teleférico», «Fantoche»,
«Mariano», «50 años» y «Gabán» van a quedar grabados en la memoria de muchos
aficionados, pues fuimos testigo de una tarde histórica, con el debut de una
ganadería que ha dejado muy alto el listón del toro que debe de ahora en
adelante debería presentarse en nuestra primera arena merideña y el cual nunca debió
de perderse el rumbo, culpa de la permisividad alcahueta de autoridades que
compete. Lejos quedan los argumentos de la alimentación, que si las medicinas,
que si el clima. Aquí señores o se viene con toros de verdad o no se viene.
Para eso se paga en taquilla, y bien caro.
Tarde soleada, donde el primero de la
función dejo ver cómo sería el resto de sus hermanos. Fino de cabos,
enmorrillado, poco se empleó con el percal, para luego en la muleta del
veterano Erick Cortés desgranarse en series de largo trazo, templadas y
mandonas, dosificando la nobleza y recorrido además de las fuerzas del
ejemplar, en especial tres series por la derecha de gran calado, como bien lo
sabe hacer el moreno coleta de Maracay. Almibarada fue la breve pero profunda
serie por la zurda, para luego de esta, irse por la espada, dejando el acero
perpendicular, suficiente para el corte de una oreja.
Poco tuvo que hacer con su segundo, un
animal que desentonó en presencia y juego al resto de sus demás hermanos,
siempre buscando y rebañando tablas, donde insistió Cortés, teniendo escaso eco
en el tendido. Fue silenciado.
Ha dejado gran tarjeta de presentación el
sevillano de Dos Hermanos, pueblito cercano a la capital, Antonio Nazaré. Vaya
que torea como los ángeles el enjuto diestro con el capote, embarcando en los
vuelos del percal las embestidas, como pocas veces se ve. El quite por gaoneras
tras el tercio de varas tuvo su quejío en los tendidos de uno que otro. Así fue
ante el segundo, para luego con la pañosa, con firmeza y temple hacerse de las
embestidas del ejemplar en tandas cortas, mandonas a media altura, para
maximizar las bondades del burel por ambos pitones. El pinchazo ante de dejar espadazo
trasero, contrario, valió para tras doblar, se le concediera una oreja.
El cante hondo de su toreo vino con el
quinto, el jabonero del lote enviado por Edgar Varela, al cual endilgo manojo
de verónicas, todas de cartel. El cuidado castigo en varas (como toda la
corrida, pero peleando en el monopuyazo de regla) fue suficiente para que
impertérrito comenzara en tablas labor de muleta, la misma que transcurrió con
lección de naturales y derechazos con la firmeza y temple que necesitaba un
toro de noble condición pero endebles fuerzas si no se le sabia llevar a la
altura y distancia correspondiente. Trasteo que tuvo momento supremo en series
por la izquierda, para luego cincelar por ajustadas bernardinas, ante la injustificada
e insistente petición del torero del indulto que el palco hizo bien en denegar.
Rubricó faena con tres cuartos de ración toricida fulminante en todo lo alto,
para ser premiado con las dos orejas y la generosa vuelta al toro, cuando
muchos más méritos vamos al caso hizo el que abrió plaza.
La tarde no le había venido bien al
espigado Esaú Fernández. Su primero no le dejo estar a gusto, por momentos el
torero atosigando y atropellando las opciones de lucimiento del toro, que las tenía,
por lo que tanto en el tercero como en el sexto fue silenciado. Y fue momentos
antes de despachar el que iba ser el cierra plaza, cuando solicitaba el regalo
del sobrero, un bello colorado, cornalón, de gran estampa, al que saludó por
larga cambiada de rodillas en el tercio. Allí cambiaría el curso de la
historia.
Brava fue su pelea en varas, en el fuerte
puyazo, para luego Eduardo Graterol lucirse en pulcra brega y Salvador Moreno
«asomarse al balcón” con magisterio. Con la muleta, Esaú planteó faena que a
primeras no veía claras opciones ante un astado de medidas fuerzas al que el toque
brusco al final del muletazo deslucía el binomio toro-torero. Mediada esta fue
que entendería en parte el manantial de bravura y codicia por el engaño del
animal, quedando el torero sevillano en evidencia y en muchas ocasiones por
debajo de las condiciones del astado, para quien la petición del indulto no se
hizo esperar. Fue in crescendo a medida que las series de muletazos, por la
diestra y zocata, mostraban la raza y entrega de un toro a quien hubiese
gustado a más de uno ver en otras manos, más sutiles diríamos. Al final el
indulto mostrando efusivamente Bustamante el pañuelo naranja desde la pajarera
presidencial, hizo estallar de emoción una plaza entregada y testigo de una
función histórica, donde se ha reivindicado al toro bravo venezolano.
Chapeu pues señores, como dirían por allí…
FICHA DEL FESTEJO
Plaza
de Toros Monumental «Román Eduardo Sandia”, I
corrida de la XLVIII Feria del Sol. Con
poco más de un tercio de plaza (aproximadamente 4500 personas) en tarde
soleada, ligeramente calurosa y ventosa, se han lidiado toros de la ganadería San Antonio (Edgar Varela) en su
conjunto bien presentados, correctos y armónicos de trapío, nobles en distinto
grado, destacando las bondades del 1º, 5º (premiado con la vuelta al ruedo) de
nombre «50 años» N° 53 de 440 kilos y 7º (sobrero de regalo) el cual fue
indultado, «Gabán» N° 59 de 440 kilos.
Erick Cortez (blanco y oro): Oreja
y silencio
Esaú Fernández (Catafalco
y oro): Silencio,
silencio y dos orejas simbólicas en el de regalo
Antonio Nazaré (Blanco
y oro): Oreja
y dos orejas.
INCIDENCIAS:
Destacaron en las cuadrillas Fabián Ramírez en la brega al 1º y Eduardo
Graterol al 7º, y en las banderillas Carlos Pizutto y Salvador Moreno. ***
Antonio Nazaré debutó en Venezuela con «Fantoche» N° 43 de 460 kilos.