MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA:
@laplazamexico
La decimosexta corrida de toros de la Temporada Grande
Internacional en la Monumental Plaza México llegaba este domingo con la
presencia del rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza. La primera figura
nacional, Joselito Adame, hacía el paseíllo junto a otra gran promesa
triunfadora en las últimas semanas en este coso: Sergio Flores. Se lidiaban de
Los Encinos y Jaral de Peñas.
«Sebastián”
de Los Encinos se llamaba el primero de la tarde, un toro bien presentado. Apretaba
el toro de salida, pero magistralmente le clavó los dos rejones de castigo el
torero navarro. Con un cuarteo muy bello comenzó a sobar la nobleza del animal
cárdeno, dejándoselo llegar a la grupa y teniendo eco en los tendidos bien
poblados. En todo lo alto clavó las banderillas, en el mismo centro del ruedo,
adornándose con pirueta y prosiguiendo con la conexión que acostumbra el
navarro. Tuvo buen ritmo el animal, quedando fijo siempre ante la grupa de Pablo Hermoso, que ejecutó la suerte de las cortas en el epílogo de la faena.
Pinchó en los cuatro primeros intentos y a la quinta hundió el rejón de muerte.
Con más solvencia que brillo lanceó Joselito Adame la media humillación del colorao segundo de Jaral de Peñas, pero dejó ver su más que contrastado oficio el mexicano. De caballo a caballo a recibir refilonazos se fue el toro, que no evidenció bravura en los primeros tercios. Dos chicuelinas y media de tremendo ceñimiento le sopló Sergio Flores al animal, que se le fue con encendido brío tras el percal. Nada fácil fue el animal, que tuvo un punto de fiereza que le daba brusquedad a sus arrancadas, más fogosas que enclasadas, por lo que tuvo que someterlo en doblones por abajo en el inicio el mexicano, con dos trincherazos de muy buena fábrica. Fue serio el toro en todo lo que hizo, desde las embestidas exigentes y ásperas a diestras, a las que les puso emoción la firmeza del mexicano, hasta los navajazos barriobajeros con que advirtió de su presencia cuando viajó el trapo a zurdas. Gallarda y meritoria la pelea de Joselito, que cerró con manoletinas el trasteo, y con una estocada habilidosa a la que el mal uso del descabello privó de una oreja. Silencio.
Muy cruzado se le vino siempre en el capote el salpicado tercero a Sergio Flores, que tuvo que emplearse para bregar con él en los primeros tercios. Fue clave el inicio de doblones, poderoso y seguro de Flores, que le aplicó firmeza de mano baja a la muleta para ver cómo le soltaba la cara protestona el de Jaral de Peñas. Aguantó y esperó los viajes, que volaban humillados pero sucios hasta que le amarraba el belfo al suelo el mexicano al toro y surgía algún muletazo más limpio. Pero entonces apareció el viento para deslucir los muletaazos cuando más metido tenía al bicho en el trapo. Le cambió los terrenos, le buscó el ritmo que no tenía, le puso fe al trasteo Sergio y terminó su figura indemne pese a lo deslucido del salpicado. Las manoletinas finales arrancaron la ovación de reconocimiento a la exposición y le dejó una estocada a toro arrancado que le valió una ovación.
El cárdeno que salió en cuarto lugar sacó mansedumbre para desentenderse de los embroques con las cabalgaduras de Pablo Hermoso, que tuvo que clavar dos rejones de dentro afuera para fijarle la embestida. Pero no fue hasta el tercio de banderillas cuando salió Disparate a cambiarle los trancos y sacarle el son del fondo al animal. Hasta que le expuso con valor en las hermosinas, dejando llegar mucho los pitones a la grupa, y rompió el entusiasmo de la plaza. Le bailó alrededor con Donatelli. que le dejó piruetas de mucha cercanía y banderillas arriba. Le buscó la emoción a las cortas, con un teléfono de medio morrillo ganado y un fallo a espadas que volvió a dejar sin premio el magisterio del navarro. Ovación.
Con el ademán genuflexo y ciertas precauciones ante la incertidumbre de la salida del quinto se empleó Adame con el capote, para encontrarse con la falta de empleo de un toro que recargó después en el peto. Por ambos pitones comenzó la faena de muleta Joselito ante un animal corto de viaje y aún por definir en su intención. Hubo de sobarlo mucho, buscarle la colocación constantemente y dejar tandas cortas para encontrar el celo. En línea recta se condujo siempre el de Jaral de Peñas, al que le faltaron empleo y raza detrás de sus hechuras serias. Le volvió sobre las manos, se pensó las embestidas y le quiso reponer sin conseguirlo porque ni espíritu tenía para repetir la arrancada. Abrevió el mexicano ante el disgusto del tendido. Silencio.
El serio sexto embistió a media altura al capote de Sergio Flores, pero obedeció a los toques sutiles con los que hizo el toreo despacio el tlaxcalteca. Supo ganarse al poblado tendido Flores dejando crudo al animal para enjaretarle un quite por tapatías muy celebrado en la grada. Puso orden el matador haciéndose cargo de una brega en banderillas que estaba endilgándole capotazos de más al de Jaral de Peñas. Por la vía de la entrega se fue a los medios a esperarlo para el cambiado, acortando la distancia por la renuencia a embestir del animal y ligando luego los derechazos poniéndose en el sitio por donde quería huir el animal. Rajado desde el principio, sí tomaba, sin embargo, la muleta cuando se ponía en su camino. Por eso no se la quitó nunca Sergio, en el terreno de tablas, poniéndole emoción e intensidad a todo cuanto hacía en la seria cara del cierraplaza. Siempre al ataque, siempre ganando el paso y jugando con los pies para colocarse en el camino del animal y componer entonces el toreo de la mejor forma posible. Interpretó poncinas, arrucinas, pectorales saboreados y mucha entrega para ganarse al público hasta arrebatarse en el final de faena mientras no le dejaba más remedio al toro que irse detrás del trapo. Una estocada hasta la gamuza rubricó la emotiva labor con las dos orejas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Monumental de México. Decimosexta corrida de
la Temporada Grande. Casi lleno en el tendido numerado.
Dos toros de Los
Encinos para rejones (brioso y repetidor el primero; mansurrón con buen son el cuarto) y cuatro de Jaral
de Peñas para lidia a pie. Enrazado y exigente el correoso segundo; descompuesto y sin ritmo el salpicado tercero; deslucido y sin ritmo ni empleo el quinto; rajado pero obediente el emotivo sexto.
Pablo Hermoso de
Mendoza: silencio y palmas.
Joselito Adame (carmesí y azabache): silencio y silencio.
Sergio Flores (grana y oro): ovación y dos orejas.