No es fácil con seis

JUAN GUILLERMO PALACIO

No
es fácil encerrarse con seis. En tauromaquia, la ley estadística de la
probabilidad no tiene validez. No hay mayores
posibilidades de triunfar con un encierro completo que con un lote de
dos. Al contrario, entre más toros se lidian, menos chances hay de
alcanzar el éxito. El compromiso pesa más. Aunque el toreo sea quietud,
es como correr una maratón. Y a los diestros se
les exige tener múltiples personalidades, variantes en su tauromaquia
para tener la capacidad de sorprender.

Esta
vez en Medellín Sebastián Castella sacó todas sus cartas, sus cambiados
por la espalda, sus chicuelinas afrancesadas,
los muletazos rematados atrás, los circulares invertidos, hasta sus
profundas motivaciones de agradar, para superar un compromiso que a
otros diestros, humanos como él, les ha dejado cicatrices que nunca
lograron borrar.

En comparación con ellos, Castella salió bien librado. Aunque su tauromaquia carece de la trascendencia de los grandes
maestros, logró  una vez merecer el respeto de una afición que ha exigido para otros diestros la pena del olvido. Aunque salió avante del
 compromiso y en hombros, fue una tauromaquia de medias emociones, de momentos efímeros y apenas buenas intenciones.

Hizo lo mejor con el primero, sumun de la «toreabilidad”, pero la adición de frialdades –la del público y la de él–
aplazó la instalación de la primera piedra.  Al
cuarto, un toro de culto de Achury, lo toreó largo durante media faena,
hasta que recortó las distancias y lo atosigó sin tener en cuenta la
sicología del animal. Le dieron
1 oreja. Un desperdicio. Y el quinto entregó toda su genética en dos
muy buenas varas y en los dos primeros tercios, un sobredosis de ímpetu
que se agotó en un pestañear. Con los demás se pasó de ganas, pero los
buenos ya se le habían escapado. En otras palabras,
las grandes emociones las inspiraron los toros.

Esto de las encerronas es para toreros de otra dimensión. Joselito El Gallo, Bienvenida, Camino, o Joselito en la
goyesca de 1996 y su oferta ilimitada de quites.

No
es suficiente ser sano, entrenarse con disciplina militar, no basta
haber abierto las puertas de las plazas más
exigentes, ni ser figura (*ver listado parte inferior). Se requieren
dones sobrenaturales, inexplicables, que superan el mundo de la técnica y
de la razón. Imagine a un actor que sea capaz, solo en el escenario, de
hacerle experimentar a un espectador todas
las posibles sensaciones de un hombre en el mundo. Véase tres
presentaciones seguidas de El Circo del Sol, el ciclo completo de las
películas de Brad Pitt, en rotativa, o al Barca de Messi en un partido
con el doble de tiempos suplementarios. Y hablamos…

Encerrarse con seis siempre será un problema difícil. En la lucha, en el deporte, en los negocios, en la trigonometría
y en el amor. Si es difícil mantener el interés en un matrimonio fiel, cómo no va a serlo con seis.

* Listado de encerronas en la Plaza de Las Ventas

en el siglo 21

Fuente: http://www.las-ventas.com/noticia.asp?codigo=6619

FICHA DEL FESTEJO

Temporada
taurina de Medellín 2017. Tercera corrida (último festejo). Sábado, 11
de febrero. Más de ¾ del área habilitada
(primer piso). Se corrieron toros de Achury Viejo (Conde de la
Corte-Jandilla), Ernesto Gutiérrez (Murube- Santa Coloma) y Santa
Bárbara (Domecq y Nuñez). Por obvias razones disparejo y de juego
desigual. Destacó el cuarto, de Achury Viejo, premiado con la
vuelta al ruedo. Con juego y clase el primero, de Santa Bárbara; y el
quinto, de Santa Bárbara, que se fue quedando sin motor. Con juego 
segundo y tercero, de Ernesto Gutiérrez, pero sin transmisión.
Manso el sexto, también de Gutiérrez. Se cambió el segundo, de Achury,
un encalambrado que ilusionó de salida.

Sebastián Castella (en solitario): palmas tras aviso, saludo, silencio, 1 oreja y
 VR al toro, 1 oreja (laxa) y silencio tras aviso.

 Ovación para el picador Clovis Velásquez por las dos varas al quinto. Se retiró el también picador Diego Ochoa.