LUCAS MORALES / FOTOGALERÍA: MIGUEL MORALES
Inició vigesimonovena feria
taurina de la macarena con una corrida nocturna donde se lidiaron 6 toros de la
ganadería de Santa Bárbara, 2 de ellos para rejones. Junto a los españoles Iván
Fandiño y Pablo Hermoso de Mendoza, actuó el torero nacional, de Medellín para
ser más exactos, Luis Miguel Castrillón quien al final del festejo fue quien
hizo las cosas más interesantes para los aficionados que ocuparon tres cuartos
del aforo habilitado.
Fandiño fue el encargado de abrir
la temporada con un toro bien presentado como es costumbre en esta ganadería y
al que había que hacerle las cosas milimétricamente bien hechas, condición que
quedó clara en la primera tanda que instrumentó el Vasco cuando ligó una bien
estructurada serie por el pitón derecho a base de mando y temple. Sin embargo
esto sólo fue un espejismo porque el temple y la ligazón brillaron por su
ausencia, lo que si cobró relevancia fueron los pies del torero español que
difícilmente se quedaron quietos en el suelo paisa y la falta de temple en las
embestidas del coprotagonistas en el ruedo. A la muerte del toro Fandiño saludó
inexplicablemente desde el tercio luego de una deslucida faena llena de
atropellos y pases sin acabar de rematar su actuación. En su segundo tuvo menos
opciones, un toro jabonero de bonitas hechuras que tuvo un interesante
comportamiento en el caballo pero que terminó rajándose rápidamente y
desentendiéndose de cualquier engaño que se le presentaba en el ruedo, allí el
de Orduña trató de darle las vueltas a Domingo sin que este hiciera caso de sus
tímidos mensajes con la muleta y terminó dando muletazos por la cara del toro
para terminar su aparición en la temporada de Medellín.
En segundo lugar estuvo el torero
local, el que estaba toreando en el patio de su casa y así lo hizo ver con el
capote con sus dos toros. Luis Miguel mostró variedad y temple con el percal
haciendo presagiar en sus dos turnos que algo grande podía pasar, sin duda se
llevó el lote más potable del encierro, dos toros de distinto comportamiento
pero que permitieron que el antioqueño tuviera alguna oportunidad de triunfo.
En el primero, tan noble como soso y obediente, pero sin fuerza, Castrillón
arrancó tandas por ambos pitones que pudieron haber valido cortar un premio
sino es porque el mal uso de la espada se lo impidió. Su segundo toro se apagó
rápido y hubo que aguantarle mucho en los pitones para sacar tandas que la
gente consideró merecedoras de música, premio que la presidencia nunca otorgó.
Al final el no poder acabar rápidamente con la espada hizo que la gente se
enfriara con el torero colombiano y todo quedó en palmas.
Pablo Hermoso de Mendoza es un
torero hecho a la medida de una afición caballista y fiestera que le gusta el
olor a peligro. Sin embargo siempre es un poco de lo mismo, la variedad se
diluye con cada actuación y uno sabe a qué atenerse cuando el navarro sale
cabalgando sus jacas. Hoy el rejoneador español estuvo a la altura del
compromiso, puso a la gente de pie y emocionó a los tendidos dejando arrimar al
toro, dando vueltas en la cara mientras ponía farpas y banderillas cortas a sus
dos toros, pero como lo dije anteriormente es un libro ya leído y un libreto
repetido; estuvo en la misma sintonía de todos los actuantes de hoy, y estoy
seguro que el mal uso del rejón de muerte
le privó de haber paseado algún trofeo de sus toros.
Así empezó una temporada marcada
por la expectación de posibles ataques antitaurinos y con una muy buena
respuesta del público que espera pacientemente un año para ver toros en su
ciudad. Estoy seguro que hoy la entrada será igual de importante para ver la
alternativa de Juan de Castilla de manos de Enrique Ponce y en presencia de
Roca Rey.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza
de toros de Medellín, Colombia. Primera de la Feria de la Macarena. Corrida de
toros mixta.
Toros
de Santa Bárbara.
Iván Fandiño, ovación y palmas.
Luis Miguel Castrillón, silencio y palmas.
Pablo Hermoso de Mendoza, ovación y palmas.