ALBACETE

El toreo de la inspiración y el de la técnica ganan Los Llanos


jueves 15 septiembre, 2016

Alejandro Talavante y El Juli desorejan a dos toros de Garcigrande mientras Diego Ventura se queda en un trofeo por capricho del presidente

Alejandro Talavante y El Juli desorejan a dos toros de Garcigrande mientras Diego Ventura se queda en un trofeo por capricho del presidente

MARCO A. HIERRO

La Feria de los Llanos de Albacete llegaba a su octavo
festejo de abono en la tarde de este jueves, en la que hacían el paseíllo Diego
Ventura a caballo y, a pie, El Juli y Alejandro Talavante. Se lidiaban dos
toros para rejones de Ángel Sánchez y Sánchez y cuatro de Garcigrande.

Con dos rejones de castigo saludó Diego Ventura la briosa y enritmada embestida del primero, musculado y poderoso, con disparo en la arrancada pero con temple en el tranco persiguiendo a Lambrusco, que se lo dejó llegar muy cerca de la grupa. Y al estribo le cosió después Ventura la intención al animal a lomos de Nazarí, con un toreo templado y seguro que llegó al tendido con facilidad. Más en corto se fue a la cara con Roneo, dando vueltas muy en cercanías con Roneo y ganando los terrenos del toro en las cortas con Remate, pero ya se había venido muy a menos el de Ángel Sánchez. Pinchó antes de un rejonazo fulminante y escuchó una ovación.

El segundo humilló y tuvo brío en el saludo capotero de El Juli, que lo recibió con verónicas a más en el ritmo y en el compás hasta terminar con una media muy celebrada. Molestó el viento en los primeros tercios, y fue complicado colocar al toro al caballo. Encajado y ceñido fue el quite por chicuelinas, viniendo el toro al relance y ejecutando con seguridad y aplomo. Y fue muy complicado el toro en la muleta, porque venía pero nunca se iba, quedándose debajo del trapo y reponiendo siempre. Porfió Julián, que tuvo paciencia para intentar construirle, pero desistió cuando lo vio venir por dentro, rebuscar y convertirse en un zorrón. Lo mató con decoro y escuchó silencio.

El castaño tercero se vino con ritmo al capote de Alejandro Talavante, pero quiso desentenderse en ocasiones de los vuelos del extremeño. Con el capote a la espalda y los riñones para adelante quitó Talavante al de Garcigrande, que humilló y embistió despacio en los lances. Y a torear se fue sin más probaturas Alejandro, a los medios para esperarlo con la muleta en la zurda con el cartucho del pescao. Y luego la muleta abajo, el pulso disparado y loco por lento y acompasado. Perfecto en el embarque a diestras, inspirado y sintiéndose mucho, con el peso descargado en los riñones y el trazo curvo sin aliviar. Tremendo. Variado en arrucinas, en enveses de la flámula, en cambios de mano monumentales que parecían no acabar nunca. Apretadas las manoletinas del final y un estocadón para rubricar la obra y pasear las dos orejas. Soberbio.

Poca fijeza tuvo el cuarto en la cabalgadura de Diego Ventura de salida, porque se fue a quebrarlo en la puerta de chiqueros, pero tuvo que hacer un escorzo por la desentendida embestida del animal. Tremendo en seguridad Ventura montando a Sueño, con el que se pegó dos vueltas al anillo con el toro cosido al estribo para cambiarle luego el tranco casi sin sitio para meterse por los adentros. Ceñido en el quiebro, colocó arriba dos banderillas de monumental exposición. Hasta hermosinas le dejó Diego a este cuarto, con mejor condición que el primero y mucho más ritmo. El cénit llegó en el quiebro andando para atrás, con el que rugió el coso de Los LLanos. Con Cahalana llegó el guiño a la galería y el baile, pero también las batidas en la cara, la reunión en los embroques y las piruetas en la salida de la suerte en una rotunda actuación. Volvió a confiar en Remate para las cortas, esta vez al violín y con más colaboración del de Ángel Sánchez, al que despenó de un rejonazo para cortar una oreja y ver cómo el palco le mangaba otra pedida por unanimidad en el tendido. 

Al basto quinto le faltó fijeza para embestir en el capote de Juli, aunque sí se deslizó con cierta calidad por momentos. Y le tuvoQ< que construir mucho Julián al de Garcigrande, que llegaba al trapo con la misma bastedad de sus hechuras, pero tenía cierto temple en los embroques, que no iban mucho más allá. Pero El Juli gana cuando es la técnica la que debe aparecer, y supo esperarle la llegada, dejarlo chocar con el trapo a veces, engancharlo y llevarlo largo en otras, desengañando la voluntad del animal y rascándole el fondo. Hasta que consiguió ligarle las series con la muleta por abajo, exprimiendo cada zancanda, cada embestida, fuera como fuera. Hasta que lo conquistó completamente en los medios, metido entre pitones y templando las pasadas que ya se producían con la cara por las nubes. Inconmensurable el madrileño, que terminó haciéndole perrerías al animal. La estocada trasera precedió a la concesión de las dos orejas. 

La falta de ritmo y de empleo del sexto en el capote de Talavante hizo que no pudiese estirarse con el capote el extremeño ante un toro sin celo para repetir. Manseó con descaro el animal en varas, más en los percales que en el peto, donde se dejó pegar sin más. En la muleta se negó a embestir, no tuvo entrega alguna y de poco le sirvió a Talavante la paciencia de intentar buscarle soluciones. No valió el de Domingo Hernández, que tampoco ayudó nada para matar. Silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Albacete. Octava de la Feria de los
Llanos. Corrida de toros. Lleno en los tendidos.

Dos toros para rejones de Ángel Sánchez y Sánchez y cuatro
de Garcigrande para lidia a pie. Con doble ritmo y velovidad el primero; zorrón y medidor el complicado segundo; enclasado y con mucho ritmo el gran tercero; de gran tranco y entrega el cuarto; basto y exigente el vulgarón quinto con fondo; aplomado y sin voluntad de embestir el vulgar sexto.

Diego Ventura, ovación y oreja.

El Juli (gris plomo y oro): silencio y dos orejas.

Alejandro Talavante (verde hoja seca y oro): dos orejas y silencio.