SANTIAGO ROMÁN
Con algo más de media plaza se inició el segundo festejo de abono de la
feria emeritense en la que han actuado Enrique Ponce, Alejandro Talavante y
José Garrido que sustituía a Roca Rey. Un acierto la sustitución por cierto.
Han lidiado astados de Cayetano Muñoz, de muy buena presentación y muy
igualada, no tanto así en su comportamiento, destacando el primero y segundo.
El maestro Ponce se lució a la verónica en el que abría plaza, entre
otro por la humillación y el recorrido del morlaco. El cual dio una voltereta
tras la salida de la única puya que recibió. Después de brindar al público
instrumentó unos buenos derechazos, en la línea del de Chiva. Este le dio los
tiempos que requería el animal. Con la mano izquierda la embestida era menos
lucida por lo que volvió a la diestra, dando pases de gran calado entre la
concurrencia. Faena la suya muy regular y limpia, que tras un estoconazo
fulminante obtiene una oreja. Al cuarto se lo llevó a los medios poco a poco
con el capote. El de Cayetano se fue al suelo a la salida del caballo y tras
doblar de nuevo las manos delanteras se produjo las quejas del respetable. Por
segunda vez, tras el tercer toro, el presidente se negó a cambiar el tercio una
vez puesto el segundo par de rehiletes. Ponce estuvo en su tónica general de
los últimos tiempos, es decir, más como enfermero que como torero. Nula la
transmisión y emoción de un blando cornúpeta. Aun con todo le sacó más de lo
que tenía y estando muy por encima de su oponente. Remató con jaleados redondos
doblando la rodilla y estirándose. Gran estocada y la concesión de dos orejas.
Incomprensible la actitud del presidente tras haber negado, mucho más
justamente, la segunda a Garrido en el tercero.
Algo frío vino Talavante a la capital extremeña, que saludó a su
primero con verónicas a pies juntos, chicuelinas y la media. El astado pronto
se escobilló los dos pitones. Fue muy cuidado en el tercio de varas y tras la
única puya recibida mostró alguna debilidad el animal. Fuerte topetazo contra
las tablas el que se dio el toro. El inicio muleteril se realizó con el pase
del cartucho seguido de naturales, dándole a menudo el pico y colocándose
despegado. Por la derecha mejor toro y torero con series largas y de gusto. Faena
de más a menos en emoción con un gran toro y un frío torero. El final se
produjo por bernardinas. Con una estocada entera tendida y descabello lo
pasaportó cosechando una oreja. Violento en las embestidas en el capote de
Talavante en el que hacía quinto. Fue muy mal picado, precisamente lo que menos
necesitaba. La lidia de este resultó más torera. Largas las dos series por el
derecho y andando, parado y con la cara arriba al natural. Cuando volvió a la
diestra ya no mejoró el animal. Talavante se puso en cercanías y entre pitones.
Con una entera tras pinchazo se le concede otra oreja.
En gran momento se encuentra Garrido, refrendado por su actuación en
las pasadas ferias generales bilbaínas. Y con ganas vino a su tierra. Estira la
rodilla para recibir a su primero a las que les sigue unas verónicas de mucha
cadencia y estética. Un toro que de salida humillaba lo indecible. Una puya
trasera bastó cambiando las formas del toro. Antonio Chacón fue obligado a
saludar tras una gran actuación en banderillas. Brindó al público Garrido
iniciando el tercio muletero con estatuarios sin inmutarse y rematando por
bajo. El astado a las primeras de cambio hizo por rajarse. Las series con la
derecha eran largas y profundas, dando una al compás del solo de trompeta. A
partir de ahí bonito acoplamiento entre toro, torero y trompetista. Intentó el
natural pero por ahí protestaba mucho, sobre todo a partir de la segunda
embestida. Circulares invertidos antes de que terminara por rajarse del todo.
Lo exprimió literalmente. Lo finiquitó
de una gran estocada fulminante. Oreja y fortísima petición de la segunda,
denegada por la máxima autoridad, llevándose una monumental bronca. A pesar de
ello el pacense no debió tirar la oreja con el desprecio con el que lo hizo, lo
mismo le pasó en Bilbao y allí no actuó igual. A base de bellas y ajustadas
chicuelinas saludó al último de la tarde. A la postre fue el que más empujó al
caballo. Empezó de rodillas tan ajustado y pegado a tablas que terminó por ser enganchado y levantado
por el toro, sin mayores consecuencias. El astado a la que podía se echaba o
hacía amago de hacerlo. Garrido puso empeño y no escatimó esfuerzo alguno,
sacando todos los pases que tenía y algo más. Acabó con manoletinas casi encima
de la cara del toro y citando de frente. Este puso de manifiesto que quiere
cortarles las orejas a todos los toros sea como sea. Pinchazo en el sitio y
gran estocada. Otra oreja al esportón.
Un par de cosas que añadir: primero destacar la soberbia actuación del
trompetista de la banda municipal de música y segundo mencionar que hoy no hubo
problemas de luces. Y al hilo de esto quisiera comentar, aunque sea a festejo
pasado, la actitud de Pablo Hermoso de Mendoza el día anterior. Tras los
problemas mencionados de las luces las autoridades le preguntaron si quería
concluir la noche a lo que el navarro dijo que al público ya no se le
devolvería el precio de las entradas y aunque con poca luz seguiría, con el
consiguiente riesgo y peligro. Así pues al César lo que es del César y a Dios
lo que es de Dios.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Mérida, Badajoz. Segunda de Feria. Corrida
de toros. Más de media plaza.
Seis toros de Cayetano
Muñoz.
Enrique Ponce, oreja y dos orejas.
Alejandro Talavante, oreja y oreja.
José Garrido, oreja y oreja.