«Apuntó en un principio voluntad de continuidad por el lado izquierdo, pero luego no transmitía a la hora de exigirle», explicaba Antonio Ferrera después de estoquear a su primero. «Bueno, ha tenido nobleza y ha tenido su lidia. A mí me gusta lucir mucho todos los aspectos del arte de torear y por eso lo he puesto largo al caballo. Que los otros se den mejor», comentaba el extremeño.
Pero el cénit llegó con el gran quinto, al que le hubiese cortado las dos orejas de no haberlo pinchado en un primer encuentro.