TEXTO Y FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
Una
miurada acogía como cierre esta tarde la Feria de la Magdalena de Mont de
Marsan. A las seis en punto hacían el paseíllo Fernando Robleño, Alberto
Lamelas y Javier Castaño –este último sustituyendo a Manuel Escribano-.
El
primero de Miura fue un toro que salió lastimado, flojendo, sin dar pelea
alguna. Luego se refugió en tablas y nada le pudo hacer Robleño ni con capote
ni con muleta. El respetable protestó fuerte para que se cambiase el toro, pero
no accedió el palco. Al final abrevió, mató de buena estocada y fue silenciado.
El
segundo fue un toro, aparte de feo de hechuras, sin opciones, mansurrón y sin
buscar pelea. También tuvo un cierto peligro, por lo que Castaño no pudo
lucirse ni de capote ni de muleta. El toro se quedaba muy corto, no daba ni
medio muletazo y pegaba un arreón. Lo intentó Castaño, al que le costó meterle
la espada. Lo consiguió, cayendo el animal tras descabello. Fue silenciado.
Dispuesto
y a por todas salió a por el tercero de la tarde Alberto Lamelas, que se fue a
portagayola en un momento emocionante. Le pasó cerca el toro, y tuvo más
bravura y emoción que sus hermanos. Algunos capotazos buenos por parte de
Alberto emocionaron también al público. Empujó fuerte en el caballo, haciendo
Alberto una faena firme. No fueron muletazos tan puros debido a la embestida descompuesta
del animal, pero logró buenos muletazos al natural. Culminó por manoletinas
jugándosela de verdad. Desafortunadamente dejó ir con el fallo a espadas el
triunfo, quedando en el tercer intento muy baja. Fue silenciado.
Emocionante
resultó el cuarto, un toro de Miura que de salida barbeó tablas hasta que
consiguió saltar al callejón. Hubo momentos de peligro pero afortunadamente no
pasó nada. Unas verónicas encajadas de Robleño llegaron con facilidad al
tendido, yendo hasta en tres ocasiones al caballo el animal, aplaudiendo el
público el comportamiento del animal. Muleta en mano, y tras brindis al
respetable, anduvo valiente Fernando para tragarle al toro, que se tornó en
complicado. La gente anduvo con el torero, que no estuvo fino con la espada,
pinchando y dejando una estocada baja. Fue ovacionado.
El
quinto de la tarde, para Javier Castaño, fue un toro complicado, pegando
arreones en todo momento. De capote, lo llevó como pudo hasta los medios. En
varas empujó y, muleta en mano y tras brindar al presidente de la comisión
taurina, anduvo firme y con mucho oficio. No fueron muletazos bellos pero sí
valerosos por ambas manos. Mató a la segunda, tardó en caer el toro, usó el
descabello y escuchó palmas.
Alberto
Lamelas se fue también a por todas con el sexto, a portagayola espectacular.
Vinieron verónicas de capote muy buenas, un gran remate y, tras rematar, el
toro siguió con él y le pegó un palizón dramático. Lo tuvo en el suelo, lo
levantó y lo estrelló contra las tablas. En el momento en el que se lo llevaban
a las tablas, se recuperó el jiennense para regresar sin mirarse, con vergüenza
torera y una herida fuerte en el rostro, magullado de golpes. Puso al toro en
suerte para el caballo y se entregó en la faena, puesto que no regalaba nada el
de Miura. La emoción fue la tónica del trasteo. Metió la espada con todo el
corazón. Cortó una de las orejas más valiosas que se han dado en la Feria.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Mont de Marsan. Última de Feria. Corrida
de toros. Lleno.
Seis toros de Miura.
Fernando Robleño, silencio y ovación.
Javier Castaño, silencio y palmas.
Alberto Lamelas, ovación y oreja.
INCIDENCIAS: Se desmonteró en el
cuarto el banderillero Raúl Ruiz.