JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
La corrida de Victoriano del Río que esta mañana era una
auténtica bala en el encierro hacía acto de presencia de forma vespertina en
Pamplona. Juan José Padilla, Julián López «El Juli” y Alberto López Simón
hacían a las seis y media en punto el paseíllo.
«Eliotropo”
llevaba por nombre el primero de la tarde, con el hierro de Victoriano del Río,
tostado bragado, nacido en agosto de 2010, con un peso de 560 kilos. Serio de
cara, se estiró Juan José Padilla en el toreo de capa, destacando en una alegre
media el jerezano. Justo Jaén picó al toro y, en el tercio de banderillas, muy
reunido fue el primer par. Especial emoción tuvo el último par al violín.
Brindó con despaciosidad, haciendo una cruz en el suelo, al cielo de Víctor
Barrio el ciclón para irse a las tablas de rodillas y dejar unos muletazos
iniciales de gran conexión. Comenzó en ese momento a arreciar con fuerza un
molesto viento. Lo consiguió a base de muletazos con más voluntad que pulcritud
ante un animal interesante de Victoriano del Río que le metió el pitón en el
chaleco en el epílogo muleteril. Le volvió a poner el pitón en el pecho al
entrar a matar, pero cayó de la estocada, lo que propició que se concediese el
trofeo para Juan José.
Con el
número 74 estaba herrado el negro mulato segundo, un toro muy serio pero bajo
de hechuras, abierto de pitones y astifino. Con 25 kilos salió el cinqueño, que
no le permitió a Juli salir hacia afuera con él. Diego Ortiz picó al animal,
dejando una destacada primera vara y señalando trasera tan sólo la segunda.
Brindó a Víctor Barrio mirando al cielo El Juli ante un animal que se le
revolvió en los inicios, que demostró lo que ya atisbó de capote y que iba
buscando los tobillos en todo momento. Una serie meritoria por el pitón
izquierdo dejó El Juli, convenciendo al respetable. Toro complicado, de pasarlo
mal, de pasar miedo en su frente sobre todo por el peligroso comportamiento y
la cara agresiva que tenía. Marró en el primer encuentro con la espada, pues le
echó la cara arriba en el momento del embroque el toro. A la segunda, Julián
tampoco acertó, pero era imposible pasar porque echaba la cara arriba y no
permitía meter el acero.
Escudero
llevaba por nombre el tercero de la tarde, al que le dejó varias verónicas
pulcras de salida López Simón entrelazadas con dos chicuelinas y una revolera
airosa ante un pasador sin más de Victoriano. Amena fue la lidia, desde dos
puyazos rápidos hasta el enérgico tercio de banderillas protagonizado por los
hombres de López Simón, sustituyendo Miguel Ángel Sánchez a Vicente Osuna. De
rodillas se fue en el inicio para incorporarse pronto ante un animal que
embistió con transmisión. Con la parte del pitón le dio en la primera tanda en
la parte interna de la rodilla derecha, un fuerte golpe que condicionó las
siguientes series del torero de Barajas. Se puso de verdad con la derecha para
hilvanar varios muletazos ligados; también lo hizo a zurdas, antes de pinchar y
meter la espada.
«Casero” de nombre era el cuarto, muy largo, segundo
del lote de Juan José Padilla, que se llevó un alegre recibo capotero del
jerezano. Dos cambiadas, media docena de verónicas y dos revoleras del ciclón
ante un pasador sin más de Victoriano del Río. El caballo que montaba Alventus
le dejó dos varas buenas que prologaron el tercio de banderillas protagonizado
por el propio Padilla. De rodillas en el centro del anillo le dejó una primera
tanda Juan José ante la arrancada del toro que no conseguía. Se tornó en
complicado un animal al que dejó detalles alegres el jerezano, sin terminar de
conectar con el tendido por la falta de clase y peligrosidad creciente en el
animal. Falló a espadas, escuchó dos avisos y fue aplaudido.
Le bajó
la mano de capa El Juli al cuarto, que le propinó una feísima voltereta a su
picador Salvador Núñez, afortunadamente sin consecuencias aparentes. La caída
fue fortísima y fue un auténtico milagro que no pisaran al piquero. Embistió el
toro a arreones también en la lidia de José María Soler, clavando pares Álvaro
Montes y Fernando Pérez. Disfrutando el toreo por la mano derecha fue la
primera tanda, en la que dejó ligazón y transmisión a un toro que había que ir
haciendo paulatinamente. Por donde peor embestía de inicio era por el lado
izquierdo, pero lo dominó Julián a base de raza para hacerse con él al natural.
Lo llevó largo por ese pitón a pesar de la crudeza del toro, embraguetado el
torero, con poder en sus formas y llevando largo y hasta el final el tranco del
animal de Victoriano. También a diestras supo enjaretarle dos tandas más que
llegaron con facilidad al tendido. Los finales fueron por circulares en las
rayas del tercio con el pasodoble «Manolete”, haciendo gala de su dominio.
La colocación de la espada no propició un efecto inmediato en el toro, pero
acertó con el golpe de verduguillo. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro.
«Cantaor”
llevaba por nombre el sexto de la tarde, un animal de Victoriano del Río con
530 kilos muy alto, con manos altas, al que dejó varios lances pulcros López
Simón. Como en el tercero, se llevó una lidia rápida el toro, que brindó a sus
familiares e inició al hilo de tablas, ya en un gesto clásico del repertorio
del torero de Barajas. A pies juntos lo llevó por la mano derecha, humillando
el toro a pesar de su altura especialmente en los muletazos finales en los que
le bajó la mano Alberto. Debió tragar en la primera tanda por el derecho para
conseguir que en los embroques la humillación la transformase en franqueza y no
le hiciese extraños. Lo hizo a base de toque fuerte, de imponerle el ritmo.
Aprovechó ese medio muletazo que tenía en el epílogo muleteril y al hilo de
tablas para dejar momentos de transmisión. Oreja tras la estocada.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pamplona. Séptima de la Feria del Toro.
Corrida de toros. Lleno.
Seis toros de Victoriano
del Río.
Juan José Padilla, oreja y ovación.
Julián López «El Juli”, silencio y dos orejas.
Alberto López Simón, ovación y oreja.
PANTALLAZOS: @JAVITAURINO