PABLO LÓPEZ RIOBOO
El toreo vive momentos de total desamparo, desde
las instituciones se mira hacia otro lado cuando sale la palabra tauromaquia.
El acoso y derribo que están sufriendo los taurinos por parte de un sector
radical es totalmente abusivo y desproporcionado. Sin ir más lejos, tras la
muerte del torero segoviano Víctor Barrio, las RRSS se inundaron de mensajes de
desprecio hacia un torero que desafortunadamente dejó su vida en una plaza de
Toros. El objetivo de estos grupos altamente subvencionados es sustituir el humanismo por el animalismo, para
ir quitándoles poco a poco derechos a las personas para dárselos a los animales.
Poco a poco los sectores antitaurinos han ido virando su comportamiento
hasta posicionarse en un lugar de gran racionalización. Un ejemplo claro de
ello fue el vivido el pasado 12 de mayo en la Universidad de Córdoba, en la
cual una treintena de antitaurinos boicotearon una conferencia sobre la
tauromaquia. Es aquí donde quiero pararme: es necesario dar un paso adelante, y
pasar a la acción para intentar convencer a la sociedad, que la tauromaquia
debe tener su hueco, para ello debemos utilizar todas las armas que estén a
nuestro alcance. Un ejemplo claro de ello fue la intervención de Álvaro Aguado
-ponente en el acto- en el cual recalca la importancia de una intensa labor
pedagógica para salvaguardarla, el futuro de la fiesta pasa por la comprensión
de aquellos que pueden ser potencialmente captables como futuros aficionados o
simpatizantes de la tauromaquia.