JAVIER
FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ
La
quinta del abono sanferminero acogía esta tarde la Feria del Toro de Pamplona,
en la que los toros de José Escolar, tras un peligrosísimo encierro esta
mañana, eran la materia prima ganadera. Francisco Marco, Juan Bautista y
Alberto Aguilar hacían a las seis y media en punto el paseo mayor.
Serio
de estampa pero en el tipo de Escolar era el primero de la tarde, un toro que
se mostró reacio a entrar a la capa de Francisco Marco, y que metió la cara en
la primera vara aunque sin que fuese de verdad. Quitó con sobriedad por
chicuelinas el torero navarro antes del segundo encuentro con el jaco,
intentando entrar al quite Bautista sin lucimiento. Con tornillazos embestía al
capote del lidiador en el tercio de banderillas, brindando al público su labor.
Inició su faena en tablas, dejándole un inicio suave al animal para corregir
ese defecto de tornillazos del que pecó en el tercio anterior. Fue tornándose
en deslucida la embestida del animal, descastad, echando la cara arriba en la
muleta de Marco y sin tener un tranco de verdad. Sin entregarse, con la cara
por arriba y a menos fue el animal en el último tramo de la faena. Dejó una
media inicial que escupió el toro, volteándolo feamente en el segundo encuentro
y matando de estocada baja a la tercera. Silencio.
«Señorito”,
de José Escolar, era un segundo también con plaza, con el que demostró su gran
momento capotero Juan Bautista de salida. También para llevar el astado al
caballo de Paco María se gustó capote en mano el de Arles ante un toro
humillador. Quitó por chicuelinas Alberto Aguilar tras la segunda vara con
lucidez. Con suavidad y cuidándolo comenzó Bautista ante la evidente humillación
que mostró en el capote, algo que fue tornando a lo largo del trasteo. Tenía el
defecto en las posteriores tandas de salir con la cara alta en los muletazos de
un Bautista que le dio guerra. Solvente anduvo el galo, que le plantó cara en
una faena con pulcritud a un animal siempre embistiendo a regañadientes. Fue a
por la espada Bautista tras molinetes finales para dejar una estocada media
efectiva.
Cárdeno
meano era el tercero, un animal con cierta humillación de salida en las
verónicas pulcras de Alberto Aguilar. Mostró empuje en el caballo,
especialmente en un segundo puyazo trasero. Quitó Francisco Marco antes de una
grandiosa lidia de Iván García y un excelente par de César del Puerto que,
aunque no fue lucido, sí efectivo para la rapidez del tercio. Emoción
transmitió el cárdeno claro en los primeros compases del trasteo, especialmente
en una tanda por el derecho en la que Alberto supo acompasar perfectamente el
ritmo del animal de Escolar. Se le acabó pronto el fuelle al animal, y embistió
a gañafones en los trastos de Alberto a pesar de que éste le dio tempo entre
tandas. Espada en mano, el madrileño dejó una media trasera que escupió,
matando bien a la segunda. Fue ovacionado.
Desentendido
de salida fue el cuarto, segundo del lote de Francisco Marco, que permaneció
distraído en sus capotazos y también tras los dos puyazos. Por chicuelinas fue
el quite de Juan Bautista y a tornillazos embistió el cárdeno en el capote de
Pablo Simón, echando la cara arriba en los pares de Venturita. No fue lucido
tampoco cuando le planteó la faena de muleta Francisco Marco, que sin duda se
llevó el peor lote de la tarde. En peligroso se tornó el toro, pasando el
navarro las de Caín para entrar a matar al animal, que no humillaba en el
momento de la suerte suprema. Fue silenciado.
Campanero II llevaba por nombre el quinto, otro toro muy
serio de Escolar aunque no exagerado en tipo. Bautista le plantó cara de capote
con madurez, cuidándolo en los dos caballos, luciéndose en el quite a la
verónica Alberto Aguilar ante el tranco incierto del animal, especialmente una
media por el pitón izquierdo abelmontada. Aprovechó el tranco noblón del animal
en los primeros compases del trasteo Juan Bautista, especialmente por la mano
derecha. El tramo final del trasteo conectó con el tendido, y tras la soberbia
estocada paseó la oreja.
El sexto se desplazó con codicia y hasta con calidad por abajo en el buen saludo a la verónica de Alberto Aguilar, pero poco más permitió el de Escolar, que ya empezó a cortar los viajes y a exigir imposibles en banderillas. En la muleta fue una prenda, porque vino por dentro, empujó con los riñones en las vencidas y buscó seda más que franela a un Aguilar que se embraguetó para ganar la pelea. Hasta le visitó el pecho al menudo madrileño con poder y mala idea, pero no le volvió nunca la cara Alberto. Bravo y con oficio, le fue robando el sitio y los muletazos, que no eran bellos, pero sí poderosos y capaces. Tanto que hasta comprendió el animal que había perdido. Pero lo pinchó y el esfuerzo quedó en ovación
FICHA DEL FESTEJO
Plaza
de toros de Pamplona. Quinta de la Feria del Toro. Corrida de toros.
Seis
toros de José Escolar.
Francisco Marco, silencio y silencio.
Juan Bautista, palmas y oreja.
Alberto Aguilar, ovación y ovación.