JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
De «No hay billetes» era el lleno que presentaba esta tarde la corrida de la Beneficencia en Madrid, la más importante del año, y con el rey emérito en el palco real, una agradable temperatura y unos tendidos repletos de afición de todas las edades dio comienzo a las siete en punto el paseíllo. Sebastián Castella en su cuarta y última tarde en la Feria, José María Manzanares en su única contratación en el serial y Alberto López Simón en el último de sus tres paseíllos isidriles conformaban la terna. Los toros llevaban el hierro de Victoriano del Río Cortés.
Frío de
salida se mostró el primero de Victoriano del Río, un astado que no humilló en
el capote de Castella y que entró también sin franqueza en las dos varas de
José Doblado. 540 kilos de romana lucía el de Victoriano del Río, al que lidió
Isaac Mesa entre leves rachas de viento. Brindó al Rey Juan Carlos el francés
para irse a los terrenos de Sol a iniciar su faena, cayéndose tras el primer
estatuario que le propuso Sebastián. Embistió bien y humilló en la primera
tanda por el pitón derecho el toro, conjugando Castella una buena serie. Le
repitió también en la siguiente tanda a diestras, siendo listo el francés para
bajarle la mano en un final en el que conectó. También le respondió al natural,
matando de estocada arriba un punto tendida, lo que hizo que el astado tardase
en caer.
Tampoco
salió con brío el segundo, ya con el hierro de Toros de Cortés, que no humilló
ni tuvo fijeza en un peto al que le dio cornadas. Algún atisbo de humillación dejó
en el capote de Rafael Rosa antes de la segunda vara, pero cantó pronto yéndose
en ese momento a las tablas. Brindó Manzanares a Su Majestad el Rey Juan
Carlos, pero no se acopló el alicantino a la embestida del toro. Entre leves
pitos anduvo toda su actuación, en la que el toro mostró coladas peligrosísimas.
En la distancia corta lo intentó José María, mostrándose también bruto en su
embestida el de Cortés. No valió el toro. Silenciado el torero.
Embistió
el tercero en el capote de López Simón, tenía viaje el toro y Ángel Rivas le
propinó un primer buen puyazo y un segundo leve del que el astado salió
escopeteado. Se movió posteriormente en el tercio de banderillas, dejando
un buen par Vicente Osuna, para que brindase el torero madrileño a Su Majestad
el Rey Juan Carlos: «Majestad, va por usted”. Por alto con estatuarios en el
tercio le inició trasteo López Simón justo en el momento en el que volvió el
viento. En el centro del ruedo le dejó una buena tanda por el pitón derecho
ante la movilidad del de Victoriano del Río, algo que aprovechó también en la segunda
serie por la misma mano. Cantó Madrid la actuación por ese lado de López Simón,
prosiguiendo en la tercera tanda también a diestras. Largos se los dio al
natural, cruzándose en ese momento y llevando por abajo al astado en el epílogo
de trasteo. Buena actuación del torero de Barajas con momentos importantes. Extraordinarios
fueron los muletazos finales, haciendo el avión el toro con ese punto de
quererse rajar pero sacando la casta y el fondo, a pesar de que manseó. Un
punto trasera le dejó la espada, llevándose una amarga voltereta de la que
salió con un auténtico palizón. Dos orejas protestadas.
El
cuarto no embistió al capote de Sebastián Castella con boyantía, algo que
repitió en el caballo de Josele y en el tercio de banderillas de José Chacón y
Vicente Herrera. Sin aspavientos se fue Sebastián a iniciarle faena al centro
del anillo, cambiándoselo por la espalda y consiguiendo momentos importantes en
la siguiente tanda. Buenos muletazos dejó al natural en ese mismo lugar, el
centro del ruedo. Le faltaba gracia y transmisión al toro, por lo que el de
Béziers se cruzó en cercanías en el epílogo muleteril, encunándose entre unos
pitones que literalmente le llegaban a la cara. Lo que le faltaba al toro lo
puso él. En el tendido 5 dejó un pinchazo delantero para dejar luego un
bajonazo.
El
quinto toro llevaba por nombre «Dalia”, y lo cuajó de capote José María
Manzanares recibiéndolo con un ramillete de templadísimas verónicas. Se le
arrancó con prontitud y desde el mismo centro del anillo a Chocolate, que
rectificó la primera vara. Por chicuelinas a pies juntos quitó con las manos
muy bajas, en un toreo capotero cantado pronto por la plaza, marcando el vuelo
con muchísimo gusto y mucho temple. Brindó el toro al público y para enmarcar
fue el inicio de faena, con mucha enjundia destacando los trincherazos. Se le
coló en la primera tanda por el derecho el de Victoriano del Río para proseguir
por esa mano con un espléndido pase de pecho en dos tiempos. Al natural también
lo llevó larguísimo, con el toro embistiendo y humillando, haciendo el avión
para que José María comprendiese su tranco por ese lado. Lo pisó en el epílogo
muleteril, arrancándole la zapatilla en un momento de angustia saldado con
fortuna porque no hirió el de Victoriano del Río al torero alicantino. Mató de
estocada recibiendo y cortó dos orejas pidiendo el rabo.
A
portagayola se fue a recibir López Simón al último toro de la tarde, un astado
al que dejó una cambiada y lances de capote en los que se mostró distraído el
de Victoriano del Río. Tuvo recorrido en la lidia de Vicente Osuna, brindando a
su abuelo López Simón a través de los micrófonos de Canal Plus, que se
encuentra hospitalizado. De menos a más fue el trasteo del madrileño, muy de
verdad siempre, gustándose en los muletazos a diestras de inicio para sentirse
en los de pecho. Se aburrió pronto el «Ebanista” de Victoriano del Río, al que
se lo pasó cerquísima en el epílogo de faena, terminando en el sitio de verdad
Simón. Un arrimón espeluznante se propinó en el epílogo muleteril para matar de
estocada de la que salió volteado. Escuchó palmas antes de salir a hombros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza
de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, vigesimosexta de abono.
Corrida de toros. No hay billetes.
Cuatro
toros de Victoriano del Río y dos de
Toros de Cortés (segundo y sexto), bien presentados. Noble y repetidor sin
clase ni emoción el primero; pasador sin entrega el desclasado segundo; emotivo
y con movilidad sin clase el tercero; de calidad y entrega a menos el cuarto;
de gran clase, bravura y duración el extraordinario quinto; costoso y remiso el
exigente sexto.
Sebastián Castella (tabaco y oro): Silencio tras
aviso y ovación tras aviso.
José María Manzanares (sangre de toro y oro):
Silencio y dos orejas.
López Simón (marino y oro): dos orejas y ovación.