Confirmaba su alternativa después de diez años como matador de toros Damián Castaño, que demostró su firmeza y su entrega con un primero imposible. «No me gusta decir nada malo de los toros, pero es cierto que por el izquierdo no tenía ni uno. Sin embargo, lo duro de verdad es estar en casa y no vestirte de torero», sentenciaba el charro.
«Uno viene a otra cosa. Estoy disgustado, pero hay que seguir el camino y no parar. No ha podido ser y hay que seguir caminando con resignación. Han sido años muy duros, en el desierto, sobreviviendo, y no pierdo la fe», señaló Castaño.