JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
El presidente es uno a de las figuras características de la plaza de Madrid, y más si cabe dentro de la Feria de San Isidro. La seriedad de la plaza más importante del mundo exige de varias cabezas visibles que velen no sólo por el orden antes, durante y después de la liturgia taurómaca que una corrida de toros lleva consigo, sino porque el rigor del coso no decaiga.
En Las Ventas preside el festejo un inspector de policía. Es el máximo responsable durante la celebración del espectáculo y su cargo viene asignado por delegación de la máxima autoridad del estado. En la actualidad, son cinco los que se turnan, todos ellos nombrados por el Delegado de Gobierno de Madrid.
El Presidente es la autoridad que dirige el espectáculo y garantiza el normal desarrollo del mismo y su ordenada secuencia, exigiendo el cumplimiento exacto de las disposiciones en la materia, proponiendo, en su caso, a la Administración competente la incoación de expediente sancionador por las infracciones que se cometan.
Por su parte, los asesores son dos, y se sitúan a ambos lados del presidente durante el festejo. Uno de ellos es el veterinario que ha hecho el reconocimiento a las reses por la mañana. El segundo es el asesor técnico en materia artístico-taurina, un profesional del toro ya retirado. Se limitan a exponer su opinión sobre el punto concreto que les consulte el Presidente.
Por otro lado, el delegado gubernativo es policía y, como su propia denominación indica, la autoridad está delegada en él. Asiste al Presidente, que le transmite las órdenes. A su cargo está el control y vigilancia del cumplimiento del Reglamento taurino.
Está situado en el callejón y toma nota de incidencias, infracciones y todo aquello que no conforme el transcurso normal de la lidia, y que se produce en el ruedo. Tras finalizar el festejo, levanta acta de incidencias para entregársela al presidente, que la firma junto al propio delegado.