NATALIA GIL / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
Un domingo más, la
plaza de Madrid volvía a apoyar a los novilleros acartelando a una terna con
posibilidades en su escenario. El joven hierro de Los Rodeos hacía acto de
presencia para que Javier Marín, Alejandro Fermín y Jesús Álvarez hicieran el
paseíllo a las seis en punto de la tarde.
Salió el primero de la tarde con ímpetu al
capote de un bisoño Javier Marín para embestir por abajo pero sin boyantía en
un saludo corajudo de verónicas con alguna chicuelina intercalada siempre a la
trágala y asumiendo más riesgo de lo que su técnica aconsejaba. Cabeceó el toro
en el peto en un claro ejemplo de falta de fuerza. El inicio de estatuarios
ayudados por alto, sirvió para ver qué era el derecho el pitón del novillo y
por ahí llegaron los mejores momentos de una faena presidida por la falta de
colocación y, por tanto, de ligazón. Hubo muletazos buenos pero sueltos y se
pudo muy pesado en el final de faena. Mal con la espada. Saludó una ovación de
paisanaje.
Con una larga cambiada de rodillas en el tercio saludo Alejandro Fermín el brío del segundo que no tuvo ritmo, sin embargo, para que se estirase el novillero la verónica. Bravucón en el caballo antes del quite por chicuelinas ajustadas de un Javier Álvarez que remató con una larga de rodillas haciendo romper al tendido. Atolondrado y descompuesto en banderillas, brillaron por su exposición Luis Carlos Aranda y Fernando Sánchez. Fue bueno el comienzo de Alejandro Fermín con doblones templados y alguna trinchera con mucha torería. También lo fue el toreo fundamental con la mano derecha aprovechando el humillado viaje del novillo de Los Rodeos. Pero todo cambió al coger la mano izquierda porque ni la condición del novillo ni el viento ni la confianza de Fermín fueron las mismas. De ahí para adelante firmó un trasteo carente de estructura horriblemente rubricado con la espada. Escuchó silencio tras aviso.
El tercero no andaba boyante de fuerza y
rebrincó los finales en los delantales con los que lo recibió Jesús Álvarez,
más entregado que brillante. Muy protestado el novillo en varas por su carencia
de fuerza y su flojedad de manos, motivo por el que fue devuelto. Corrió turno
para que saliese el previsto como sexto y fuese Jesus Álvarez a recibirlo de
rodillas en la puerta de chiqueros. Una larga cambiada allí y otra en los
medios precedieron a un nuevo saludo por delantales tras el que quedó prendido
del capote el novillero, se cayó en la cara y recibió una soberana voltereta de
la que se levantó sin mirarse. Por gaoneras fue el quite de Javier Marín. Llegó
a la muleta el animal sin poder con el rabo y el trasteo se quedó en una porfía
entregada de Jesús Álvarez completamente deslucida por un toro mortecino y sin
viaje. Aún así, anduvo digno el novillero ante las continuas protestas del
público por la condición del de Los Rodeos. Palmas.
Javier Marín recibió al cuarto con una larga
cambiada de rodillas para ganar luego el paso a la verónica y rematar con una
revolera en los medios. Duro fue el castigo en varas de Israel de Pedro pero
también era el utrero con más empuje del encierro y quiso coger el peto siempre
abajo. Con cambiados en los medios inició su labor Javier Marín aprovechando la
movilidad del castaño de Los Rodeos. En los medios continuó con la mano derecha
acompañando embestidas con más voluntad que mando muy molestado por el viento.
Por eso cerró al novillo en los terrenos del 10 para que bajase el trasteo al
natural. Pero ya estaba el novillo más templado y dos series con la mano
derecha tuvieron ligazón y transmisión al tendido. La estocada fulminante
posibilitó la oreja.
A la puerta de chiqueros se fue Alejandro Fermín a recibir al quinto a portagayola para pegarle después otra larga cambiada de rodillas en el tercio y desentenderse luego el novillo, imposibilitando el recibo lucido. Tuvo empuje el novillo en el caballo pero con la cara alta. Buen par de Fernando Sánchez con mucha exposición. A Fermín le sobró en este lo que le faltó en el anterior, pero no tenía el utrero ni media arrancada que aprovechar con el asiento, la quietud y la verdad que demostró el extremeño. Se hundió Alejandro en la arena, le dio los frentes y las ventajas, citó desde la cadera para alargar las escasas embestidas y estructuró el trasteo de forma casi perfecta por lo que no se entiende que surgieran pitos desde el tendido cuando más aplastado estaba. La media estocada solo bastó para que escuchase tibias palmas tras una actuación mucho más que digna.
El sobrero de Conde de Cabral que salió sexto suplía su escasa presencia con las dos astifinas puntas que no utilizó para repetir en el capote de Jesús Álvarez, le faltaron fijeza y celo para ligar el toreo de capa. Con este firmó Jesus Álvarez una labor de absoluta firmeza porque no era fácil estar delante de un animal zorrón, medidor y de cara alta que siempre miró por encima del palillo y siempre supo lo que dejaba atrás las pocas veces que quería embestir. Le tragó el novillero y le propuso por abajo con mucha sinceridad y con honradez para andar muy por encima del feo bicho que tenía delante. Un pinchazo y una estocada precedieron al silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Novillada con
picadores.
Novillos de Los Rodeos.
Javier Marín, ovación y oreja.
Alejandro Fermín, silencio tras aviso y palmas.
Jesús Álvarez, palmas y silencio.