EMILIO TRIGO
Segunda
tarde de Manuel Jesús ‘El Cid’ en la
Feria de Abril junto con las únicas comparecencias de David Mora y Daniel Luque en el serial hispalense. Una corrida de toros de Daniel Ruiz con cuajo y mucha seriedad
en los chiqueros maestrantes para la ocasión.
La
climatología en Sevilla anda un poco revuelta y en la tarde de ayer tocaba mucho
frío y viento gélido. Estado glacial que contagió a los aficionados presentes
en una apatía general que no desapareció del festejo en ningún momento. Una corrida
de toros en la que los toreros mostraron sus bazas artísticas y no encontraron
la respuesta del público. Cada uno a su forma y cada cual con su lote, apostó
fuerte, pero su calado fue el desafecto gélido del respetable. La Maestranza
acostumbra a ese tipo de metamorfosis en los últimos días de farolillos pero nunca en
los previos del mismo. Lo de hoy, tiene poca explicación y sin embargo,
sí encontramos una reflexión.
Toda
esta suma de comportamientos extraños comenzó al finalizar el paseíllo, cuando
nadie de los presentes, recibe con el debido cariño a David Mora en su regreso a Sevilla, sobre todo, después del
sufrimiento que ha padecido estos años atrás. La ovación que se esperaba brillo
por su ausencia. En definitiva, ejemplos de una tarde tan extraña, como perezosa de ánimos, en un lunes del pescaíto muy gélido.
Por otro
lado, después de lo visto ya sabemos porque las figuras no han querido matar la
de Daniel Ruiz en Sevilla. Una
corrida de toros donde el ganadero apostó fuerte por la presentación, con astados
muy de las ferias del norte. El ganadero evitó con tan contundente material,
los problemas de años anteriores en los reconocimientos previos. Toros con
mucha cara, ofensivos, serios y con volumen que impresionaban al saltar al
ruedo, en una corrida con toros notables y toreables. Segundo, tercero y cuarto, mostraron altas posibilidades para la terna. El segundo tuvo calidad, el
tercero se dejó con nobleza, y el cuarto tuvo transmisión hasta que se rajó. Material
que proporcionó la conjunción del milagro, con toreros muy metidos en sus notables
obras, pero con el mismo denominador común, la pesadez en la tarde. El festejo
caía a plomo en el ánimo del público, pero no así en los diestros anunciados. Se
esforzaron con ahínco, para solventar y caldear a la Maestranza, pero no alcanzaron esos buenos objetivos.
El
primero de David Mora tuvo bondad y
su matador lo cuajó sin que nadie se diera cuenta. Los naturales de Mora corriendo la mano con hondura e
imprimiendo exigencia al segundo fueron un pasaje precioso. Fragmento de la
corrida, donde soplaba el viento con virulencia y la muleta era una verdadera
bandera. Pues ni así, la gente le dio importancia a la obra y entrega del
madrileño. Antes David, se puso de
hinojos, ofreció el pecho, corrió la mano con la diestra y
tampoco se enteró el respetable. Se encontró David Mora ante sí, un toro con clase y ritmo, con el que realizó
una faena templada y ligada pese al viento. David exigió a su oponente muy por abajo y el toro respondió con entrega.
El madrileño recibió al primero de su lote con exquisito manejo del percal.
Lances que durmieron al ‘Dios Eolo’ y
que pocos apreciaron su belleza. Ante el quinto, fue silenciado Mora con un toro de Daniel Ruíz que estuvo muy justo de
raza. El frío y el viento marcaron la tónica de la faena y de la tarde en su
totalidad. Disposición y buen hacer de Mora por ambos pitones, pero el de Daniel no ayudó al lucimiento. Hubo más armonía por el izquierdo, pero entre el aire y
el público, la faena no remontó.
El veterano Manuel
Jesús ‘El Cid’ también comprobó la reacción desconcertada de Sevilla. Después de una labor con mando
y ligazón ante el bravucón cuarto, observó el de Salteras como el respetable tributaba
una ovación a su astado y a él, una disparidad de pronunciamientos. Tuvo el
cuarto transmisión y exigencia. El de Daniel
Ruíz galopó con franqueza en tres series con tralla. Cuando la faena estaba
en el punto álgido el toro cantó y buscó tablas. Toro exigente hasta que duró, de
esos que piden firmeza y ‘El Cid’ se
la dio con mucha bragueta. El sevillano falló a espadas, pero dejó tandas de
toreo largo y enfibrado. Toro que se coló con el capote y que asustó al respetable.
Ante el abreplaza, faena voluntariosa de ‘El Cid’ con un animal carente de poder que
se desfondó en la primera tanda. Astado con muy poco fondo que acabó rajado. ‘El
Cid’ honesto sin poder brillar por culpa de los elementos.
Cerraba
cartel Daniel Luque que le sopló
sendos quites con el capote –uno a la espalda y otro por verónicas- a los de Daniel Ruiz con mucha disposición y
estética pero sin recompensa tampoco. El sevillano dibujó el toreo con el
percal con mucha cadencia, compás y belleza pero el mutismo era palpable. Hasta
escuchó pitos antes de hacer el quite. ¿Raro? ¡No, muy raro! Tuvo el tercero la
virtud del temple y la buena clase, pero le faltó chispa al animal. Dejó Luque un quite con mucho sabor. Muy
torero Daniel imprimiéndole gusto a
una faena de detalles debido a la molestia del viento. Buen toro de Daniel Ruíz al que cierto es que le
faltaron finales pero que tuvo buena condición, entre ellas el ritmo en su
embestida. Tiró de raza Luque ante
el desclasado e informal sexto. El de Gerena ejecutó una faena larga, de imposición ante un toro que no permitía debido a su
falta de casta, bajarle la mano, ya que tendía a parase. Tuvo gran mérito un
final de faena donde expuso una barbaridad, un arrimón sincero donde se dejó
llegar mucho al animal.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de
toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Novena de la Feria de
Abril. Décima de abono. Corrida de toros.
Seis
toros deDaniel Ruiz,
destacando tercero y cuarto.
Manuel
Jesús «El Cid”, silencio y ovación.
David
Mora, ovación y silencio.
Daniel
Luque, ovación y ovación.
FOTOGALERÍA:
ARJONA-PAGÉS