Debutaba el hierro de Clotilde Calvo en Sevilla tras más de 30 años de ardua selección ganadera, uno de esos hierros que el gran público no tiene ubicado pero que el aficionado conoce de sobra. Y lo primero que hizo fue traer precisamente una novillada, animales finos, con el peso justo y el trapío necesario para embestir. Pese a que 2º y 6º bajaron algo, el conjunto estuvo correctamente presentado. Luego salió una novillada exigente, variada y con gran interés, ante ella una terna que de una forma u otra sacó sus armas para intentar estar a la altura.
Abría cartel el utrerano Curro Durán, novillero sobradamente conocido ya en Sevilla y que paseó una oreja del cuarto tras una faena de gran disposición ante un encastado y humillador animal de Buenavista. Novillo fijo, pronto y codicioso al que Curro dejó muletazos de buen corte dentro de una faena desigual. Mientras le duró el galope embistió con emoción y alegría pudiendo sometimiento y mano baja. Como todo animal encastado no fue fácil, pidiendo cabeza fría y sentido del temple. Durán tras las series iniciales se acopló más a zurdas con el novillo ya a menos. Sin inercias el astado embistió con mayor nobleza, siempre colocando la cara y abriéndole una barbaridad. Durán dejó una faena templada por momentos en la que se fajó ante un astado de gran exigencia y disparo. La estocada final puso en su mano una oreja que pidió la mayoría de la plaza.
A su primero, un animal que repitió con alegria en la muleta le realizó una labor con picos de sierra, se notó su falta de rodaje, y más en este tipo de animales tan exigentes. Acertó a dejársela siempre puesta, pero el codicioso animal pedía más. Pese a tener un puntito de mansito no rehusó ninguna embestida, todo lo quiso por abajo. El utrerano buscó la manera de poder con el animal, pero este si no iba iba enganchado se desordenaba. Labor sincera de un novillero que pese a estar en ocasiones por debajo del novillo no se dejó nada dentro. Aguantó firme las desigualdades del bravucón abreplaza. Tras la estocada saludó desde el tercio.
La gente esperaba a Marcos Linares, novillero que se llevó el lote más esaborío de la noche. Su primero tuvo nobleza y cierto temple, pero le faltó entrega y humillación, mientras que a su segu faltó principalmente entrega. Al segundo de la noche intentó siempre torearlo despacio, buscó el no apretarle y darle sus tiempos, pero el astado nunca la tomó con ritmo. Dejó muletazos sueltos, los cuales no fueron suficientes para que la faena rompiese. Se le vieron buenas maneras, jugó con las querencias y le corrió bien la mano, pero aquello no rompió. Saludó desde el tercio tras pasaportar al animal.
El quinto fue un animal deslucido y muy aquerenciado a tablas, un manso de Buenavista que no dejó ni justificarse al joven novillero. Acertó en no ponerse pesado, algo que valoró el respetable. Tras dejar un pinchazo y una buena estocada volvió a saludar desde el tercio. Hay que volver a verlo.
Cerraba cartel Mario Navas el cual se llevó sin duda alguna el novillo de la noche y puede que del ciclo de novilladas. Un utrero de gran clase, entrega y bravura. El de Clotilde Calvo tuvo esas embestidas que todo ganadero sueña encontrar. Fijeza, prontitud, humillación, calidad… un astado de bandera. Ante este ‘Funcionario’ vimos a un novillero que quiere hacer las cosas despacio, siempre bien colocado y buscando el toreo por la vía de la despaciosidad. Le jugó bien los brazos de salida para más tarde dejar un torero inicio por bajo en el que le abrió los caminos al animal. Le tomó bien el aire al novillo en la siguiente tanda, pero a partir de ahí pareció ganar la partida un ejemplar que pese a su calidad pedía sometimiento. Era novillo para apretar y no acompañar, para sentirse toreando con las yemas, pero aquello no acabó de prender. Una sucesión de pases con el novillo queriendo irse a los vuelos y embistiendo de verdad. Lo mejor llegó en una tanda final a pies juntos de verdadera categoría. Dejó volar su muleta toreando con la cintura y las muñecas, ahí si pudimos ver ese toreo del que tanto y tan bien nos habían hablado. La espada viajó certera y pese a que la petición fue mayoritaria no le fue concedida la oreja. Dio una vuelta al ruedo con la plaza en pie.
El sexto fue otro animal que salió sueltecito de los capotes, y al que le realizó un templado saludo a la verónica, siempre toreando con las palmas y la mano de fuera. Tiene un gran sentido del temple este novillero. Ya en la muleta buscó el toreo en línea y a media altura para no quebrantar a un animal justito de raza. Un novillo que conforme fue perdiendo las inercias fue quedándose cada vez más corto. Quiso torear con las bambas de la muleta, pero este tendía a venir por dentro. Novillo que se guardó todo dentro y que en más de una ocasión pudo echárselo a los lomos. Firme y solvente Navas ante un astado que sacó complicaciones y probó mucho. Tras la estucada saludó una ovación desde el tercio
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Vigésima de abono. En torno a media plaza.
Novillos de Buenavista, desiguales de presentación y de interesante juego dentro de las aristas que da un comportamiento encastado. De pronta y encastada embestida el humillador primero; con nobleza el apagado segundo; de gran clase, ritmo y entrega el humillador tercero; de encastada embestida el repetidor y humillador cuarto; sin celo ni codicia el rajado quinto; con movilidad, pero corto viaje el geniudo y complicado sexto.
Curro Durán: Ovación con saludos y oreja
Marcos Linares: Ovación con saludos en ambos
Mario Navas: Vuelta al ruedo tras petición y ovación con saludos
INCIDENCIAS: Gran lidia de Curro Javier al cuarto. Saludó Roberto Blanco en el cierraplaza