La no retransmisión de la corrida del pasado domingo en Aranjuez por la negativa a ello de Andrés Roca Rey ha abierto un debate en el aficionado que, por su situación geográfica, no pudo acudir a esa corrida dentro de la Feria que Carlos Zúñiga preparó por San Fernando y que se ha desarrollado con un completo éxito de público.
«Aficionado de sofá» llaman en redes sociales los de un bando a los que no pudieron (o no quisieron) acudir al serial arancetano; de «falta de sensibilidad» tildan otros la actitud de Roca Rey al no querer televisarse (suponemos que mostrará la misma actitud durante el resto de temporada en las plazas de segunda categoría en las que se anuncie; de no ser así, el agravio comparativo contra Circuitos Taurinos sería un feo a una empresa a la que le hace un manifiesto roto no contando con el dinero de Movistar para subsanar los gastos totales de la corrida del domingo).
Y todo esto ocurre en el contexto de un mundo donde Amazon, el conglomerado de Jeff Bezos, acaba de hacer pública la compra del icónico estudio Metro-Goldwyn-Mayer por 8.450 millones de dólares y consolida así la que es su segunda adquisición más importante, tras hacerse con el gigante alimenticio Whole Foods por 13.000 millones de dólares.
No televisarse es una opción… si llenas la plaza quince días antes de cualquiera de tus compromisos. Hasta ahora, sólo lo consigue el innombrable. De no ser así, la libertad empresarial debería entrar en juego para poder o no hacer el espectáculo viable con otras fuentes como las de los derechos de imagen (aunque estos supongan un extra para toreros que no está contemplado dentro de los honorarios iniciales de una feria que no cuenta con las cámaras).
–HABLAR TB DEL CASO ISTRES, QUE VOLUNTARIAMENTE NO QUIERE TELEVISIÓN PORQUE LE QUITA GENTE EN LOS ESPECTÁCULOS. NO ES UN MODELO QUE SE PUEDA EXTRAPOLAR EN FRANCIA PORQUE, EN OTRAS PLAZAS MAYORES COMO ARLES O NIMES, SÍ ES BENEFICIOSO–