TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / Fotogalería: Luis Sánchez Olmedo
Se va un torero con mayúsculas. Alberto Aguilar ha anunciado su decisión de dejar los ruedos cuando finalice la temporada 2018 a causa de una lesión en el nervio ciático poplíteo externo causada por una cornada sufrida en la feria colombiana de Cali en 2013. Dicho percance le provoca secuelas neurológicas irreversibles, debido a lo cual los médicos le aconsejan una intervención quirúrgica al finalizar el año. Ahora, el torero madrileño analiza con CULTORO el pasado, presente y futuro de su carrera.
La noticia ha sorprendido al toreo, especialmente a ese redil fiel de aficionados que tenías en una primera plaza del mundo de la que ha sido insignia. Se trata de un problema médico que arrastras desde hace varias temporadas, ¿exactamente qué le ocurre a Alberto Aguilar?
Al no tener nervio ciático, lo que hacen los músculos del pie es dormirse, no trabajar, no mandar información. No se puede, por tanto, trabajar el músculo. Estos años he tenido fijado el pie 90 grados, para poder torear, y de la mitad del pie hasta los dedos lo que hace el pie es caerse. A final de temporada 2018 me tienen que hacer una intervención para fijarme una parte del pie. Es una cirugía compleja que puede quedar bien para hacer vida normal o puede quedar mal. Esa lesión la he tenido desde hace cuatro años. Por ese motivo, a final de temporada quiero retirarme.
La gran pregunta es si, en el caso de que el pie quedara bien, podrías torear en un futuro alguna corrida.
Los toreros somos un poquito cabezones en ese sentido. Hemos vivido para torear, por y para el toro, y nunca voy a decir que de esta agua no beberé, pero puede ser difícil. Vamos a echar este año que es el que tenemos, el que quiero que sea especial para darle satisfacciones a todos mis seguidores. Eso es lo que más me importa ahora. No soy adivino y no te puedo garantizar lo que pase en el futuro no lo sé.
¿Cómo has llevado ese grave problema durante estas cuatro últimas temporadas?
De cara al exterior no se notaba nada, pero tengo ahí la lesión. El primer año me puse un aparato ortopédico para poder torear. Luego, ese aparato por mí mismo me lo quité. A lo mejor no lo tenía que haber hecho, pero lo hice. Mi preparación ha sido correr aunque sin la facilidad de antes. Ha sido intenso el entrenamiento en rehabilitación y mentalmente, diciéndome a mí mismo que yo podía y fíjate los resultados.
¿Cuándo tomaste la decisión? ¿Cuál fue el día en el que le dijiste a los tuyos que la del 2018 era la temporada del adiós?
Cuando fui este invierno al médico, al cirujano que me operó, le expliqué lo que me estaba pasando en el pie y me dijo que habría que operarlo. Cuando llegué a mi casa, empezó todo a dar vueltas. La cabeza no paraba y no ha parado durante todo el invierno. Eso fue en noviembre, y comiendo se lo dije a mi mujer y a mis hijos. Mi hija, que tiene diez años, estuvo loca de contenta porque ya iba a dejar de sufrir. Mi mujer se lo tomó malamente, porque sabe del esfuerzo que estoy haciendo y la carrera que llevo. Fue ahí cuando se expresó y no fue plato de buen gusto pero lo entendió.
Junto a tu apoderado, Fran Vázquez, has llevado a cabo las últimas campañas. Ahora, en la de la despedida, supongo que seguirás siendo fiel al circuito en el que te has ido fraguando en los últimos años sin rehuir los compromisos que sean más livianos en la próxima campaña, ¿es esa la estructura que llevarás a cabo?
Si te digo la verdad, no he pensado en estructura. No sé si torearé diez o veinte corridas, pero las que toree las quiero disfrutar. Seguiré matando las corridas que mato, pero me gustaría picar de otro tipo de corridas, que es el sueño que me ha quedado. Me ha quedado alternar con otro tipo de compañeros, valorando a mis compañeros, que son héroes como soy yo.
¿Con qué te quedas y con qué no te quedas del sistema, de lo que envuelve al toreo?
Me quedo con la verdad y con los valores que tiene la tauromaquia. Con lo que no me quedo es con ciertas contrataciones.
¿Crees que ha sido justa la profesión contigo?
Yo no me quejo. Gracias a Dios he cumplido un sueño que era ser matador de toros, he estado siendo torero en casi todas las Ferias, he triunfado o no, pero gracias al toro he vivido, me he comprado mi casa, me pude comprar un coche… he vivido bien, no tirando flores pero viviendo bien. No le puedo reprochar nada al toro. Solo palabras de agradecimiento. Es una profesión muy bonita y conjuga todos los valores que tiene la vida. Estoy orgulloso de mí, de lo que he conseguido en el toreo y de mi profesión.
Si tuvieras que elegir una plaza y un cartel de despedida, por las connotaciones que han tenido diversos cosos con tu carrera, ¿qué sueño a cumplir en unos meses pasa por la mente de Alberto Aguilar?
La última corrida de este año no la sé. Quiero torear una temporada que sea bonita, que sea normal, pero completa. No tengo ningún sueño de querer que sea en esta u otra plaza, con estos compañeros o en esta corrida de toros. Vamos a ver cómo transcurre el año, poniendo ilusión y ganas y que Dios me apoye un poco.