JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA:
LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
El hierro de Torrealba, aunque lidió poco,
fue uno de los destacados en la temporada 2016. A base de sobreros en la
primera plaza del mundo se fue cuajando una campaña que, por ejemplo, propició
la Puerta Grande de Curro Díaz el Domingo de Ramos o una gran sorpresa en el
aficionado venteño el 15 de agosto. Diez años tan sólo avalan el gran cariño
que la familia Revesado tiene puesta en esta nueva ganadería que se plantea el
2017, al igual que el pasado, también como un año de transición. Son para
esperar los frutos bravos que a partir de los próximos años pueden dar mucho
que hablar en las Ferias. Nos lo cuenta Alberto Revesado.
En primer lugar, ¿qué balance hacéis del 2016
y con qué os quedáis?
El 2016
no ha sido un año en el que hayamos lidiado en excesivo, puesto que junto al 17
será de transición. Como sobreros hemos lidiado en Madrid el Domingo de Ramos y
el 15 de agosto remendando El Montecillo. Aquel toro del Domingo de Ramos que
propició la Puerta Grande de Curro Díaz
marcó un antes y un después en su carrera y a nosotros como ganaderos nos ha
marcado también: no un antes, porque no estábamos, pero sí un después. A parte
hemos lidiado una corrida de toros en Piedrabuena y otra en Íscar, donde
también nos dieron un premio. La temporada la cerramos con una nota bastante positiva.
Padilla, Cayetano y López Simón hicieron el
paseíllo con una corrida de alta nota en Piedrabuena, ¿qué destacáis de aquel
festejo?
Aquella
corrida lidiamos toros buenos, sobre todo el segundo del lote de Padilla, uno
de los animales que podría ser el toro soñado, pero no duró lo que nos hubiera
gustado. En el caballo, en el capote, en banderillas… el animal fue el toro
soñado como ganadero. Pero se terminó pronto. La alegría dura poco en casa de
los pobres. La cuestión es que alegría, aunque haya poca, que haya.
¿Cuál es la joven historia de este hierro
joven? ¿Cuál ha sido su devenir hasta llegar a lo que hoy día conocemos como
Torrealba?
La
historia de Torrealba es la de un hierro joven, que comienza en 2007, hace diez
años. Estamos, creo, que como hay que empezar en una aventura tan seria como la
de ser ganadero. El primer año comenzamos a lidiar novilladas con picadores en
Cuéllar, Peralta… en sitios que la requerían, plazas de tercera pero conocidas.
Al año siguiente comenzamos a lidiar corridas de toros. El primer toro que lidiamos
fue en El Burgo de Osma, en un mano a mano con Fandiño y Uceda Leal en el mes
de abril.
Posteriormente
la primera corrida de toros que lidiamos fue en agosto, también en El Burgo de
Osma, y poco a poco con mucha calma hemos ido consolidándonos. Cuando teníamos
toros con cierta garantía y con el trapío necesario de Madrid hemos querido
participar aunque fuera como sobrero. El resultado ahí está: el de Curro Díaz
era un sobrero. Poco a poco vamos posicionando el nombre de Torrealba y lo que
creemos y queremos como ganadería, pero todo con la despaciosidad que requiere.
Nos queda muchísimo por andar y queremos seguir haciéndolo de la misma forma:
despacio, sin prisa pero sin pausa.
¿Qué tenéis pensado y preparado para la
próxima campaña?
Este
año 2017 será también de transición. Somos una ganadería corta, no aspiramos a
lidiar muchas corridas de toros, pero habrá un par de novilladas picadas, quizá
alguna de plaza de toros de primera, y un par de corridas de toros de segunda y
tercera. Para el 2018 la camada será más grande: habrá unas cuatro o cinco
corridas de toros.
¿Alguna con destino Madrid?
Nos
ilusiona Madrid mucho, pero como somos una ganadería corta nos va a costar
tener 18 o 20 toros de nuestro gusto para que se reseñe una corrida para
Madrid. Pero obviamente el objetivo 2018 es Madrid, 2017 no.
¿Tampoco en novillada, no?
No.
¿Cómo lleváis a cabo la selección? ¿Quiénes
son los toreros de la casa?
El frío
no lo llevamos muy bien. Solemos tentar cuando empieza la primavera. Además los
experimentos que hemos hecho de tentar con frío no han sido buenos. Hemos
tentado en primavera o incluso en verano. En primavera los animales están más
desarrollados y obtenemos mejores resultados. Estudiamos mucho los
condicionantes externos de los animales el día del tentadero: el aire, la
temperatura… todo forma parte del resultado final. Genéticamente cuesta, pero
todo el resto también. Tenemos la suerte que nos ayudan matadores como Fandiño o
Castella.