Alejandro Navarro, con tan solo 31 años, comanda la vacada cacereña de Monteviejo en su totalidad, los míticos «patas blancas» que son propiedad de Victorino Martín. Navarro tiene una historia especial con este hierro que desvela en una amplia entrevista con Cultoro.
P: Buenas tardes, Alejandro, ¿cómo surgió en ti el querer ser mayoral?
R: Cuando era pequeñito pasaba con mi abuelo y mi padre por una carretera donde estaba la finca de La Gama que era de la hermana de Victorino y estaba deseando de pasar por allí cada día para ver ‘las vacas de Victorino’. Luego con 17 años hice el curso de mayoral en Moraleja y vine a hacer las prácticas donde Victorino un mes y aquí me quedé.
E: ¿Cómo fueron tus inicios y cuáles han sido las ganaderías en las que has trabajado?
R: Confiaron en mí con 17 años en esta casa y me dieron un puesto de vaquero, fui el último vaquero que cogió Victorino padre, que para mí es el más grande de los ganaderos y siempre venía a visitarme aquí a la finca. Soy el vaquero más antiguo y ya llevo aquí 15 años, solo he trabajado en esto, para mí es todo un orgullo.
E: ¿Qué es lo más importante para ti en tu trabajo?
R: Para mí lo más importante son las ganas de aprender cada día, si no tienes ganas de aprender y la humildad sobre todo, no puedes llegar a nada. Quien se cree que lo sabe todo, se equivoca, aquí aprendes algo cada día.
E: ¿Qué crees que es lo más necesario que tiene que tener un mayoral y/o un vaquero para ejercer esta profesión?
R: Tener afición, como no tengas afición… tienes que ser un enamorado de tu trabajo y quien no lo esté, no aguanta. Si no te gusta mucho, mucho no aguantas, es imposible porque es muy bonito, pero hay días muy difíciles. Mira, muchas veces en momentos malos que he tenido, venir aquí con los animales me distrae y cuando estoy de vacaciones estoy bien unos días, pero al poco ya estoy pensando en volver. Por eso digo que te tiene que gustar mucho si no es imposible.
Es muy importante también conocer los animales, yo cada vez que llego a casa llego y me pongo a estudiar sobre los caballos y los toros, esto te facilita el trabajo. Cuando uno tira por lo bruto no tiene conocimiento, para ser un buen vaquero tienes que tener una técnica para tratar a tus animales y eso día a día te hace mejorar, la técnica te da el valor. Así con el caballo yo entro en unos terrenos que a otros no se lo permite por la doma que le doy a mis caballos, yo es que soy un enamorado de mi trabajo y por eso me gusta aprender tanto.
Además, la persona para mí es lo más importante, sea de la profesión que sea, porque si no eres buena persona no eres nada porque si no eres buena persona no eres humilde y si no eres humilde no aprendes, va todo unido.
E: ¿Cómo debe ser el trabajo conjunto de mayorales y vaqueros?
R: Para mí el equipo tiene que ser muy importante, ir todos a una, porque si uno tira para un lado y otro para otro lado, al final repercute al ganadero. Creo que todos debemos de ir hacia esa misma dirección, que es el objetivo de la casa ganadera. Además, siempre debe de haber un respeto entre todos.
P: ¿Cómo es tu día a día?
R: Salgo por la mañana, echo de comer a los caballos y aparejo el que vaya a sacar ese día. Voy a ver a los animales y las que estén paridas voy acrotalando y apuntando, que es muy importante porque si cometes un error puedes cambiar una reata entera. Luego en el tentadero se descoloca todo, hay que saber cuál es la vaca.
Si hay problemas, como ahora que están padreando, se suelen pegar muchísimo y hace unos días se pegaron y se juntaron dos lotes. Tuve que separarlos y organizarlos de nuevo. Ahora hemos tenido saneamiento y ha salido perfecto. Las vacas que tenemos de cría, aprovechamos ahora con el saneamiento para ir partiendo cada vaca con su semental y los viernes se dedican a eso completamente.
P: ¿Cuáles han sido los momentos que te han marcado más en tu vida como mayoral y los toros que más guardas en tu memoria con buen recuerdo?
R: Tengo la suerte de que tengo un semental «patas blancas» que se deja tocar por mí, eso no es típico de aquí. Cada mañana llego y las rodeo en un sitio a las vacas, las llamó y vienen a comer; en un bidón siempre come el toro porque sino pega a las vacas. Venía y venía desde pequeñito, lo empecé a aguantar a ver hasta donde llegaba hasta que se dejó tocar, Victorino lo ha intentado alguna vez y no se deja. Es algo muy bonito y a mí me marca porque igual esto no se puede repetir en la vida.
‘Garañuelo’ nº 10, que se llevó el premio al mejor toro de la feria de Madrid el año pasado, fue Félix de mayoral con la corrida y fui yo con él al callejón de Las Ventas y la verdad que cuando salió el toro… eso llena, esa plaza ovacionando al toro, eso para mí es el mayor orgullo porque lo críe yo y es una satisfacción. Me emocioné porque es mucho trabajo el que hay detrás y para mí es todo un orgullo.
P: Como amante de tu trabajo, ¿qué representa para ti UMAVACAM -Unión de Vaqueros y Mayorales- y que valores crees que representa esta asociación?
R: Representa todos los valores de los mayorales. Por lo menos que sepan y tengan conocimiento tanto los empresarios y como la gente de la profesión que uno ejerce, que lleva ahí toda la vida. Yo, que he salido con varias corridas y he tenido problemas, UMAVACAM para mí es quien me ha dado refuerzos siempre. Yo llevo desde que se fundó, soy el socio nº3 y ahora soy vocal.
P: ¿Qué significa para ti el ser mayoral?
R: Para mí el ser mayoral es muy complicado porque no solo llevas la ganadería, sino que tienes que llevar a un grupo de personas. Claro, a todo el mundo no le puede gustar lo que a lo mejor en cada momento le mandes o tenga que hacer y aquí hay muchos chicos que vienen de prácticas y yo entiendo que a algunas cosas le gusten más y otras menos, pero hay que hacerlas todas. No es siempre montar a caballo, que yo por suerte que es otra de mis aficiones pues me tiro todo el día a caballo, pero hay veces que no se coge y haces otras labores. El campo bravo es así no sabes cuando acabas, decían los antiguos: “el caballo vaquero se sabia cuando se aparejaba, pero no se sabía cuándo se soltaba” pues ser mayoral y/o vaquero es así, hay días que acabas antes y otras después.
Además, creo que un buen mayoral busca soluciones siempre y es el que mete a un toro sin que el toro se entere de lo que está haciendo, por la técnica y el conocimiento del manejo del animal. El buen mayoral también tiene que ser un poco celoso de su divisa, yo le deseo siempre lo mejor a todo el mundo, pero quiero que lo mío salga mejor. Esta casa para mí, aunque no sé si mi futuro será aquí, pero es mi referente siempre tanto para lo bueno como para lo malo, me he hecho aquí y me gusta estar aquí y siento la casa como mi casa porque me he criado aquí.
E: Por último, ¿qué sueño has cumplido y cual sueño te gustaría cumplir algún día?
R: De pequeño pasaba siempre por aquí con mi familia y admiraba el ganado desde el coche y ahora mira donde he acabado, es un sueño. Yo intento siempre ser un buen vaquero para poder algún día, si tengo la oportunidad, ser un buen mayoral. A mí me han inculcado a hacerlo todo lo mejor que pueda y yo hago todo lo que Félix me diga e intento hacerlo lo mejor posible. En este caso, sacando todos los animales para adelante e incluso he sacado de 100 a 120 machos por año, entonces me voy ganando esa confianza.
La veteranía te va facilitando el trabajo y para mí conocer a todos tus animales es primordial, tienes la ganadería en la mano porque te sabes todas las reatas, las notas… Yo me lo estudio todo. Un amigo me inculcó que “la diferencia siempre hay que marcarla”, y es verdad. Yo soy muy exigente, pero creo que para mejorar es necesario y hay que hacer las cosas marcando esa diferencia con los demás y en mi caso intento mejorar cada día con humildad, respeto y constancia.