«La esperanza es la palabra que Dios ha escrito en la frente de cada hombre”, decía Víctor Hugo. Eso lo ha sabido bien desde el inicio de su trayectoria Borja Jiménez, un torero que jamás abandonó el barco de la entrega durante los ocho años que duró el tránsito sin apenas oportunidades hasta que Madrid le salvó del banquillo. Hoy, 5 de abril, se cumplen diez años de su alternativa, una década desde que Juan Antonio Ruiz «Espartaco» decidiese doctorarlo en la Real Maestranza aquel Domingo de Resurrección. Además, era la última tarde en un ruedo del maestro de Espartinas. Junto a él, José María Manzanares de testigo, un torero con el que ha coincidido en los carteles en los últimos meses.
Desde entonces, lamentablemente, sus apariciones en los ruedos españoles eran contadas, su evolución se venía dando en el campo, allí donde se pulía un diamante en bruto que ningún apoderado había sido capaz de ver. Junto a su hermano, otro espada maltratado por un sistema que nunca valoró aquello que había realizado en el ruedo, se hacían kilómetros y kilómetros para tentar y lidiar toros a puerta cerrada. El volcán de los Jiménez estaba a punto de entrar en erupción.
Únicamente se vistió de luces una tarde en España en 2022; fue en su Sevilla, plaza donde en su época de novillero había descerrajado la Puerta del Príncipe. Pese a tener únicamente un toro, dejó el poso de un torero maduro, encajado y con un concepto de buscar siempre reunirse con los animales. Pasó el año de finca en finca, su temporada en este campo había sido, como las anteriores, larga y muy productiva. Pero en 2023 venía una buena nueva: el torero de Espartinas había encontrado quién se fijase en él.
Julián Guerra tomó su carrera en silencio, quería saber si aquello que le habían contado era cierto. Borja andaba cuajado, redondo, no se podía dejar a su suerte a un torero así. Salamanca fue el cuartel general donde comenzaron su andadura, aun sin tener cerrado nada. Poco a poco se veía la luz al final de un túnel en el que había estado demasiado tiempo. Por el contrario, llegaría el premio de la confirmación de alternativa el Domingo de Resurrección, misma tarde donde -entonces- ocho años atrás su maestro Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’ lo doctoró como matador de toros en presencia de José María Manzanares.
No hubo triunfo, pero sí la afición venteña vio a un torero por el que apostar. Antes de su paso por Madrid había triunfado en corridas como las de Cantillana -cuajando a un toro de Gallardo al natural- y en el primer festejo de la Copa Chenel. San Agustín de Guadalix y Alarpardo fueron dos pasos más en una temporada donde, pese a no haber tenido suerte tampoco en Sevilla, seguía sumando adeptos. Un festejo este último donde la polémica le dejó fuera de la final: un aviso a destiempo -y no la misma medida con otro actuante como Juan del Álamo- sería el palo en la rueda que no le permitiría llegar a esa ansiada final.
Pese a ello le llegó el premio de Pamplona y Madrid, dos plazas donde lidió en verano las corridas de Escolar y Robert Margé los días 8 y 16 de julio. Y la gloria del 8 de octubre. La explosión. El toreo. La bravura de «Paquecreas» fundida con el toreo caro y roto de Borja. Las tres orejas y el mejor preludio para su histórica temporada de 2024.
Una histórica temporada 2024

Su 2024 ha sido histórico: de los 42 paseíllos trenzados en Europa -en los que ha cortado 74 orejas y 2 rabos-, casi una quincena han sido en plazas de primera, cuatro de ellos en Madrid y dos más en Sevilla, sin olvidarnos de Valencia, Zaragoza o Pamplona. Cosos de máxima exigencia donde ha dado la cara con corridas como Victorino Martín, Santiago Domecq, Ana Romero o El Puerto de San Lorenzo, entre otras.
Sus golpes de más importancia fueron los de la Feria de Abril de Sevilla –donde cortó dos orejas-, el del 7 de junio en Las Ventas –donde se proclamó triunfador de San Isidro-, el del 7 de julio en Pamplona –donde pagó con sangre su entrega y cortó dos orejas- y la tarde del 20 de agosto en Bilbao –en la que cortó tres orejas-, además de su doblete en Salamanca que saldó de forma triunfal.
Pero al igual que los toreros se forjan en cosos de máxima relevancia también es importante rodarse en ruedos menores, algo que también hizo el diestro de Espartinas, una serie de plazas donde poder seguir aprendiendo delante de la cara del toro y coger fondo de cara al final de temporada.
Así, diez años después, sigue su camino hacia figura el torero a quien, curiosamente, Espartaco también confirmará su alternativa -de forma testimonial- el próximo 9 de junio en el Coliseo de Nimes. Frente a seis de Victorino…