Álvaro Lorenzo es una de esas almas novilleriles en el que todavía
permanece el corazón romántico porque el alma de una familia con la lucha por
bandera ha rasgado en su interior la felicidad de hacer el toreo en la vida.
Son los hermanos Lozano escuela de valores que Lorenzo intenta plasmar cada vez
que se viste de luces. Para ello vive y para ello es feliz. Para ello quiere
ser torero de toreros.
El pasado lunes cortó una oreja que le supo a gloria en Santander,
sellando un maduro toreo capotero frente al ejemplar de El Juli. «Estoy
muy contento. Pude estar muy a gusto con mi novillo tanto con el capote como
con la muleta. Fue un novillo que me ayudó a estar a gusto y la verdad que pude
disfrutar mucho de la tarde porque se juntaron muchas cosas. Desde la afición
tan bonita de Santander hasta ese regusto al pasear la oreja”, señala
Lorenzo. Además, añade que «fue un novillo noble, colaborador, pero le
faltó final. Me ayudó bastante sobre todo con el capote, con el que pude estar
a gusto ya que se desplazó bien. Con la muleta fue igual, pero hubo un momento
en el que tuve que apretarle un poco más”.
Habla como lo siente y torea de capote tal y como lo explica. Álvaro
afirma que «desde siempre me ha gustado mucho coger el capote. He tenido muy buenos
maestros, algo que me ha ayudado a tener facilidad y un concepto que quiero
hacer personal. Empecé en la escuela de Toledo a manejar el capote, luego
estuve mucho tiempo con Daniel Luque y, también junto a Pablo Lozano, he
aprendido mucho”. Tiene la suerte de tener docentes ejemplares para una
de las suertes más complicadas de la historia. En la actualidad, «me
gusta fijarme en todos los toreros, porque de todos ellos puedes sacar cosas
importantes y buenas, pero actualmente me quedo con Morante, Juli y Luque”.
Tuvo una irrupción en 2015 de impacto, con una tarde para el recuerdo en
el Palacio Vistalegre y, entre figuras, un triunfo rotundo en Aranjuez. «Fue
un comienzo de temporada importante. Todas las tardes fueron salidas a hombros.
Más que un bajón posterior, fue una pausa por las pocas novilladas que se
dieron. Desde Aranjuez hacia acá he toreado poco”.
Álvaro Lorenzo es uno de los novilleros que ha llevado a Valencia en el
corazón. Sabe que es un puerto de primera importantísimo y por ello asume la
responsabilidad que tiene. «Esta tarde voy en tercer lugar, y la verdad
que eso se nota. No es lo mismo que abrir plaza porque en tercer lugar está el
público más caliente. Ojalá y todo salga bien, porque Valencia es una plaza que
siempre me ha recibido con mucho cariño y yo, por unas cosas u otras, no he
podido agradecérselo con un triunfo. Espero que sea esta tarde”.
En relación a una supuesta alternativa pronta, Lorenzo comenta que «de
momento hay que esperar porque hay que coger ese oficio que necesitas y ese
rodaje para estar con los matadores al nivel que exigen. Hay que estar súper
preparado y súper rodado para poder dar ese paso. Yo quiero estar en los
carteles buenos y ese nivel es muy difícil de alcanzar”, señala el
joven.
Habla de los Lozano como la familia del milagro que ha sabido sacar el
mejor concepto de Lorenzo. Reitera que con ellos ha aprendido «muchas
cosas. Son ya tres años juntos, día a día con ellos, porque la relación es
diaria. Pablo Lozano y yo estamos casi todos los días juntos, en contacto a
todas horas, y se aprenden muchísimas cosas. Te hacen madurar profesional y
personalmente, te hacen ver la vida tal y como es y te enseñan a aprovechar las
oportunidades, a saber comportarte y te enseñan infinidad de consejos. Espero que
sepa aprender todo lo que me están enseñando”.