Álvaro
Núñez visitó el programa de radio Tarde de Toros, que cada domingo CULTORO
emite al mediodía. Analizó la corrida de la pasada Feria de Abril, en lo que
fue un encierro completo y lleno de la brava clase que la familia viene buscando
durante todos estos años. «Estamos muy contentos. La verdad que fue una
corrida muy completa, y sobre todo es lo que buscamos. Es el fondo de bravura y
clase que queremos. Siempre los buscamos, aunque muchas veces no sale”.
Sabía
Álvaro que este era el principio y el final de una racha que ahora tiene su
epílogo. Lo de Sevilla marcó un antes y un después en la ganadería y así lo
expresa: «Hemos tenido rachas, hemos sacado toros que no san estado bien. Para
ello hemos ido seleccionando cada vez más lo que vamos a lidiar. Hemos lidiado
quince Ferias de Abril de 30 años que llevamos de ganaderos. Han sido muy
salteadas. Esto del toreo es muy complicado y nos vamos manteniendo unas veces
más arriba y otras más abajo. Es difícil que el toro de clase salga y ese toreo
te llena mucho”.
Fue lo
de Encumbrado una faena a más, en la que el toro se venía arriba por momentos,
logrando un trasteo pleno pero sin espada. «Es un sueño cuando ves a un toro embestir
con la bravura con la que lo hizo «Encumbrado”. El quinto de Manzanares tuvo otra cosa que me
encanta, y es que no se cansó de embestir al final de faena con inercia. Para conseguir
eso, buscamos la familia de un toro que toreó Talavante en el año 2011. El padre
lo pusimos incluso antes de tentarlo. El toro hizo cosas de lo mismo. Al fin la
estaba reventado pero seguía andándole a la muleta. Cuando ves una cosa que
llevas tiempo buscándola, te llena de satisfacción personal. El ímpetu del
triunfo. Es tan lento esto…”, afirmó Álvaro Núñez a CULTORO.
Lo
llevó Manzanares cosidito a su muleta durante toda la faena, cuidándolo en los
primeros tercios y rompiéndolo en el final de faena. Pero no se vino abajo. «Ese
toreo es lo que hace que la faena quede más redonda. Por eso me gustó tanto
Manzanares en ese segundo toro, porque embistió con su codicia, con dos toros
con clase”. Sobre la satisfacción de ver a un toro embestir como lo
hizo aquel, Álvaro dijo que «fue realmente mágico. Respecto al final de
la racha, las malas vienen solas, esas no hay que pedirlas. Más allá de la calidad
que desarrolló cada toro, fue el conjunto de la tarde lo importante de este día”.
La
selección fue diferente en el campo. Y ese trabajo previo se notó radicalmente
en la plaza, pues la terna se topó con una corrida en la que, ante todo, brilló
por su ritmo. «Venían de cinco sementales distintos y curiosamente el mejor y el peor
eran hermanos. El manejo también es para el resultado final muy importante.
Aprendo mucho de Justo Hernández, que ve el toreo de forma perfecta. El manejo
intento mejorarlo mucho, intento que el toro embista con más ritmo, para lo cual
no hay que moverlos tanto en el campo ni ponerles el trapo en los corrales. Eso
es algo que poco a poco se va sumando a la genética y a las hechuras. Respecto
al resultado final de la corrida, me da pena de que Manzanares no los matara
porque hubiera sido un triunfo gordo”.
Se
sienten queridos. Núñez del Cuvillo vuelve al cénit que nunca debió dejar
Vuelve a la línea que marcó un «Arrojado” para la historia. «Hemos
sentido un enorme respeto de los aficionados y de la prensa. Muchas veces no
salen bien las cosas, pero intento cada día disfrutar no sólo de lo nuestro
sino de los demás. La gente nos espera y uno lo agradece”.