JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
El pasado sábado fue el hombre destacado de
la tarde. A pesar de que las cosas no terminaron de rodar sobre todo con los
tres avisos que escuchó David Mora por culpa del descabello, hubo un hombre que
levantó a la plaza de Madrid en el segundo toro y, con dos pares de banderillas,
logró poner de acuerdo al primer escenario taurómaco del mundo. Ángel Otero nos
cuenta cómo vivió el gran momento.
Ángel, supongo que habrás pasado unos días súper
emocionado por aquella ovación que te tributó Madrid, tu plaza, ¿cómo han sido las
jornadas posteriores?
Cuando
uno da lo que tiene está satisfecho, pero también con una sensación agridulce
por el tema de David. Es una lástima que por un fallo con el descabello ocurra
eso. Te vas disgustado por eso.
¿Tenía una malformación el toro a la hora de
hincarle la cruceta?
Sí
tenía un bulto enorme encallado en la zona del descabello. Estuve al lado de él
y le daba en el sitio, lo que pasa que no caía. No sabemos si era una
malformación, pero fue así.
Además Madrid tampoco fue justa con un torero
que ha pasado por donde ha pasado. Fue triunfador de San Isidro el año pasado,
y a los triunfadores siempre se les recibe con una ovación tras el paseíllo. No
fue así.
A mí me
encanta torear en Madrid. Como Madrid no hay nada. Pero el otro día no se portó
bien. A David no se le echó un toro al corral de mala manera, sino porque
ocurrió lo que ocurrió con el descabello. Todo el mundo falla con la cruceta.
Lo de salir a almohadillazos no lo comprendí.
Quedándonos
con lo bueno, ese par de banderillas supongo que marcaría un antes y un después
en tu temporada, ¿Fue la ovación de tu vida?
Fue
todo muy emotivo. No sé si es o no la ovación de mi vida, pero me dejó una gran
satisfacción.