MARCO A. HIERRO
Es la nueva sensación entre los toreros mexicanos. El domingo hizo el paseíllo en La México un matador, un tipo, que nada tiene que ver con aquel que dejase vivos a los dos toros en su confirmación. Ya no hay bisoñez; el asiento y el aplomo que mostró con los dos toros en la plaza más grande del mundo son propios de otra veteranía, de otro poso, no el de un chico en la veintena que apenas tiene bagaje con el toro. Eso le hace conservar el halo de novedad sin perder la frescura.
Te has podido resarcir de la mala suerte de otras veces en La México. Y eso es lo que más te va a poder ayudar. Habías matado dieciocho toros en los días anteriores a la primera, y se te va el del otro día…
Por desgracia, sí. Pero así es esto, para bien y para mal…
Es curioso cómo el compromiso de más responsabilidad de tu temporada lo afrontas como un auténtico veterano: planchar la muleta cuando hay que hacerlo, tragar cuando hay que tragar…
No es fácil pero es mi forma de ser torero. En general, así debe ser. Con el toro que hay que tragar, se traga. Con el que hay que disfrutar, se disfruta. He recibido comentarios de que se me veía que tenía más bagaje. Son piropos que me echan que me hacen sentir bien, y sé que así tiene que ser mi concepto. Me estuve preparando muchísimo en el campo con las miras al domingo pasado, y estuve muy a gusto. Salí a sentirlo y a hacer sentir a la gente.
¿Te ha cambiado la perspectiva esa forma de torear y de que te salgan las cosas?
No mucho, creo que tengo claro quién soy como torero y que iré evolucionado. Así es como vivo mi concepto del toreo. Creo que no es la perspectiva lo que ha cambiado, sino, en parte, la suerte; ahora me salen las cosas mucho mejor.
Los toreros necesitáis una evolución y un asentamiento. Para llegar a ese momento no solamente tienes que tener un buen momento profesional, sino también personal.
Por supuesto que sí. Hay tardes donde no te sientes tan a gusto ni tan dispuesto. A todos nos pasa. Cada persona tiene su tiempo para asimilar las cosas. Yo lo he vivido como me ha tocado y al final intento asimilar cada entrenamiento, cada toro, cada tentadero de la mejor manera para ir evolucionando e ir buscando los defectos que tengo para que la siguiente vez se vean pulidos. Al final, al ser un torero que ha toreado poco y que no me han visto mucho, he causado esa impresión. Yo creo que cualquiera, siendo consciente de lo que es el toreo y la responsabilidad que conlleva cada tarde, puedes ir mejorando mucho.
¿Tienes la impresión de que ahora tu nombre suena más?
Sí, la Plaza México es la Plaza México. La gente valora mucho lo que haces frente al toro y para bien y para mal, suena. En este caso, suena para bien. Que se escuche mi nombre es muy llenador.
¿Cómo te suena la confirmación en Madrid?
Un sueño. En cada entrenamiento estás intentándote pulir para estar preparado en cualquier momento. Si me hablaran para confirmar en Madrid, diría que sí. Me siento preparado y con la capacidad de hacer emocionar a la gente de Madrid.
Ese paso que has dado adelante en confianza, ahora debería ratificarse en próximos festejos. La esperanza está en lo que viene por delante: ese plus de confianza tiene que verse reflejado en la plaza.
Sí, claro. Y en las futuras corridas que tenga iré mejorando y madurando, y esto me da confianza para ello. Haber podido emocionar y haber podido poner el corazón hacia delante me llena de moral. No quito la mira de poder ir a Madrid pronto, y ahora siento que estoy mucho más preparado para asimilar lo que ocurra.
A Madrid o a donde sea…
Así es, por ejemplo a Cinco Villas, donde estoy acartelado en un festival con figuras de la talla de Enrique Ponce y Diego Ventura, pero todos soñamos con Madrid…
Todo queda en manos de su apoderado, José Luis Alatorre, al que recientemente se unió la colaboración del español Luis Carlos Aranda. Ellos son quienes rentabilizarán, a buen seguro, el extraordinario momento del matador.