EL TENDIDO DE LOS SASTRES

Ara que tinc vint anys


miércoles 27 septiembre, 2017

A los veinte años te comes el mundo  y si  además eres (o quieres) ser torero, ya ni te cuento.

A los veinte años te comes el mundo  y si  además eres (o quieres) ser torero, ya ni te cuento.

PACO MARCH

A los veinte años te comes el mundo  y si  además eres (o quieres) ser torero, ya ni te cuento.

Colombo, Valadez y Ochoa, la terna de aspirantes a la gloria que abrían la Feria de Otoño tienen esa edad (a Colombo le faltan dos días) . Los dos primeros, además,están a las puertas del, paso a,matador de toros y Ochoa se prepara en la Escuela de Tauromaquia "Yiyo" que tiene como aula el ruedo venteño.

En otra aula, nada menos que la Magna de la Universidad de Salamanca iba a inaugurarse la Cátedra de Tauromaquia pero las amenazas de un grupito de intransigentes (dicen que estudiantes de esa Universidad, vaya usted a saber) hicieron que el Rector reculara con la cobarde excusa de "evitar incidentes". 

Así están los tiempos, el templo del saber y el conocimiento, en el mismo lugar en el que un humanista de barba blanca y pensamiento sereno se atrevió a desafiar a los vencedores de una guerra incivil. "Venceréis, pero no convenceréis" replicado al instante por un general tuerto y manco al grito macabro de "¡Viva la muerte! ¡muera la inteligencia".cierra su espacio a la cultura taurina.

 Significativo que setenta y un años después, quienes se auto proclaman adalides de  libertades sigan las directrices del fundador de la Legión.

Que tres jóvenes de veinte años se vistan de luces y se presenten ante el tribunal de Las Ventas para exponer sus respectivos conocimientos en materia taurómaca no deja de ser una anacronismo en tiempos como estos. 

"Ara que tinc vint anys, ara que encara tinc força" cantaba Serrat cuando él mismo los tenía y ahora, medio siglo después, los mismos ( o parecidos) adalides de la libertad que no dejan que la Tauromaquia entre en las aulas, lo quieren silenciado y sumiso.

No, ni con veinte , ni con setenta. Callarse es ceder, renunciar, doblegarse.

Los tres chavales de veinte años que han toreado hoy en Las Ventas (como tantos otros en parecidas circunstancias,  las mismas ilusiones, similares zozobras)  no "tenen l´'ánima morta " y "senten bullir la sang".  

Veinte años no es nada.