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El último arrebato de Morante: se ‘enraza’ y se pone a torear de rodillas


jueves 31 agosto, 2023

El diestro de La Puebla perdería los máximos trofeos por el mal uso de la espada tras una de sus faenas de la temporada.

Morante
Morante de la Puebla. © Stéphan Guin

El siguiente hecho ocurrió el pasado martes en la plaza de toros de Tarazona de Aragón, un coso de enorme solera que el pasado año volvía a recuperar sus festejos taurinos. Una plaza que este 2023 ha visto como se anunciaban en el mismo toreros de la talla de Morante de la Puebla, Sebastián Castella, Juan Ortega, José Garrido, Andrés Roca Rey o Pablo Aguado, seis espadas que acudían a este coqueto coso aragonés en una Feria que aumentaba en un festejo respecto a la del año de su reapertura.

Un festejo en el que se lidiaban animales de la divisa jiennense de Román Sorando y que no acabó de romper en sus tres primeros animales. El sevillano cuajaría con capote a su primer oponente con unos primorosos lances a la verónica y un posterior quite por el mismo palo. Con la muleta cuajaría un bonito inicio, pero el viento y la falta de fuerzas del animal diluyeron su labor. Castella saludaría con gran templanza a su primero, otro toro al límite de sus fuerzas, mientras que el tercero de Ortega se entregó de capa, acusando también su escasa fortaleza.

Pero el cuarto de la tarde cambió la película, Morante salió decidido, algo que se evidenció tras gallear por chicuelinas ante un animal que sí pareció tener más fortaleza que sus hermanos. Se arrebató el de la puebla en un enrazado inicio rodilla en tierra acompañado de dos derechazos eternos en una tanda posterior. El de la Puebla del Río andaba muy metido en la tarde, era consciente que debía dar un paso más para conseguir el triunfo, ese que se le escaparía tras el mal uso de los aceros, cambiando los máximos trofeos por una oreja del animal.

Así se echó de rodillas Morante

Pese a la sorpresa de algunos, Morante es de esos toreros que cuando menos te lo esperas te sorprende. Para ello debe sentir una motivación especial, ya sea por el animal que tiene delante o por ver que se le va una tarde donde venía predispuesto a sacar lo mejor de él mismo, y eso precisamente lo que pasó ayer. Toreaba en una plaza muy torera, se sentía motivado por el cartel y por la ganadería, la corrida estaba en hechuras, la tarde estaba perfecta para torear, de ahí que Morante viera las condiciones idóneas para desplegar su toreo.

Una tarde donde se puso saborear el toreo gracias a tres espadas -cada uno en su concepto- que puso desplegar su personal toreo en el ruedo aragonés. Castella pecharía con el peor lote, mientras que Juan Ortega cortaría el doble trofeo de un sexto al que volvió a cuajar en una faena marcada por la despaciosidad y el ritmo. Fue el único en salir en hombros en un último festejo donde los presentes querrán volver a ver a unos toreros que colmaron las expectativas que se habían puesto en ellos.