BRINDIS

Las bellas palabras de Emilio de Justo al Rey Felipe en su brindis


domingo 4 junio, 2023

El torero extremeño le dedicó unas bellas palabras al monarca.

Emilio de Justo
Emilio de Justo en el brindis. © Luis Sánchez Olmedo

El diestro Emilio de Justo ha brindado el primero de sus toros de Victorino Martín a Su Majestad el rey Felipe VI, que estaba presente en la Corrida de la Prensa esta tarde en Las Ventas, un festejo que ponía fin al ciclo de San Isidro. El torero extremeño le dedicó unas bellas palabras al monarca, que estaba acompañado del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, y del maestro Paco Ojeda.

«Majestad es un honor para nosotros que nos honre por su presencia. Gracias por estar aquí y por engrandecer el toreo y la tauromaquia. Viva el rey y viva España», le dijo Emilio de Justo a Felipe VI.

Tras lidiar a ese ejemplar, señaló al micrófono de OneToro lo siguiente: «La verdad que el toro ha tenido cierta nobleza, pero era un poco andarín. Ha habido momentos que creo que han sido despacio y a gusto. Lo he matado bien, me he tirado derecho», señalaba el torero.

La lidia de Emilio de Justo a ese segundo toro

Tuvo poder el saludo capotero de Emilio de Justo al segundo, al que también hubo de invertirle los terrenos para ganar los medios, en donde sí consiguió erigir una verónica y una media desgarradas. Le zurraron el toro en el caballo lo suyo en dos puyazos soberanos. Y medida llegó la embestida a la muleta. Brindó también al Rey y se dobló con el toro que acusó el castigo. Las primeras tandas fueron de afianzar al toro, estirar sus viajes y fijarlo en la muleta. Una vez conseguido esto, Emilio encontró en la media distancia la perfecta para que el toro viniera entregado y con una embestida al paso, despacio, de las que queman cuando te quedas quieto. Y Madrid rugió en tres derechazos desmayados y soberbios, como la trinchera que los abrochó. Al natural no fue tan rotundo, aunque dejó un par de muletazos de fino trazo. La pena fue que las siguientes series tuvieron menos peso porque el toro no se entregó, ni venía completamente metido en la muleta, pasando con la cara alta y reduciendo el recorrido, por eso, a pesar del espadazo y la petición, todo quedó en una ovación.