Con la satisfacción aún fresca y el cansancio propio de los grandes retos superados, Bernard Marsella, director de la plaza de toros de Istres, hace balance de una feria que ha vuelto a consolidar este coso del sur de Francia como uno de los escenarios más atractivos y vibrantes del calendario taurino.
— Bernard, ¿cómo valora esta edición de la feria taurina de Istres?
Estamos muy contentos a todos los niveles. Ha sido una feria rotunda, con un gran éxito artístico. Llevamos una racha extraordinaria y esto es el resultado de un año entero de trabajo para jugárnosla en un solo fin de semana. Pero la gente ha salido feliz, y eso lo dice todo. Es muy difícil que, en solo cuatro corridas de toros, cada tarde pase algo importante… y aquí ha pasado.
— ¿Qué destacaría del ambiente en la plaza y del respaldo del público?
El ambiente ha sido espectacular. El viernes, por ejemplo, ha sido la primera vez que veo la plaza tan llena un día laborable. El domingo por la mañana, a pesar del calor, tuvimos tres cuartos de entrada. Y por la tarde… fue apoteósico. No cabía un alfiler. Sinceramente, no recuerdo haber visto la plaza tan desbordante. Fue muy emocionante.
— En lo artístico, ¿cuáles fueron los momentos más señalados?
El resultado artístico ha sido fantástico. El viernes vivimos una tarde muy completa: Colombo y Solal salieron triunfadores, y Manuel Escribano cuajó un toro de principio a fin, aunque el animal se amorcilló y no cayó rápido. Y no puedo dejar de destacar a los toros de Montealto: tres ejemplares extraordinarios, bravos, nobles, con clase. Impactaron al público y a los profesionales. Fue una tarde de nivel.
— ¿Y el sábado?
El sábado fue una tarde con un lote menos propicio para David Galván y Juan Ortega, aunque ambos estuvieron bien. Pero el gran nombre fue Clemente, que ha estado soberbio. Tiene una capacidad tremenda y un temple que no se ve todos los días. Hizo una faena redonda y contundente. Sinceramente, creo que Clemente va a ser la próxima figura del toreo francés.
— ¿Cómo fue la jornada del domingo, con doblete de festejos?
Fue muy completa. Por la mañana, Miguel Ángel Perera estuvo a un nivel altísimo, toreando con una precisión y disfrute que se transmitió al público. No se puede torear mejor, todo al milímetro. Y el mexicano Diego San Román también impactó; es un torero con una proyección impresionante. Parejo lo tenía en la mano, pero pinchó la puerta grande.
— Y por la tarde, el gran acontecimiento…
Sí, sin duda. Esa corrida fue el acontecimiento de la feria. La diferencia entre una tarde normal y una tarde que queda en la memoria colectiva. La presencia de Juan Bautista y Marco Pérez fue algo especial. Fue una tarde de lágrimas, de emoción, de amistad y torería. Juan Bautista cuajó de principio a fin un toro de Jandilla con un nivel impresionante, superior. Y Marco Pérez no se dejó ganar la pelea: se dio un arrimón tremendo y salió a hombros con una capacidad asombrosa.
— ¿Qué conclusión personal saca usted como director?
Estoy muy feliz. Ha sido una feria redonda, que ha colmado las expectativas del público, de los profesionales y del equipo de la plaza. Personalmente, estoy cansado, pero muy satisfecho. Ahora no hay que dormirse: toca pensar ya en lo próximo. Pero este fin de semana lo vamos a recordar durante mucho tiempo.