ENTREVISTA

Borja Jiménez: "El maestro Espartaco miraba al presidente más que yo para que me dieran la oreja"


miércoles 15 abril, 2015

El torero de Espartinas, tras una alternativa de relumbrón, explica a TARDE DE TOROS detalladamente las sensaciones de aquella tarde y el futuro de una carrera prometedora

El torero de Espartinas, tras una alternativa de relumbrón, explica a TARDE DE TOROS detalladamente las sensaciones de aquella tarde y el futuro de una carrera prometedora

Borja
Jiménez cortó una oreja merecida el pasado Domingo de Resurrección en Sevilla
la tarde en la que Espartaco salía por la Puerta del Príncipe sin coleta.
Aquella tarde en laque La Maestranza llenaba los tendidos dio un golpe sobre la
mesa nuevamente el joven torero de Espartinas, que tomaba la alternativa. Quiso
estar en el programa Tarde de Toros, que cada domingo emite CULTORO en directo
desde Gestiona Radio, para hablar de esas sensaciones en el Coso del Baratillo
y los días posteriores. «Después de lo que había hecho Espartaco en
sus dos toros, que ahora me quedara a mí un toro y tuviera que resolver la
papeleta no era nada fácil. Para el público parecía como si hubiese terminado
ya la corrida, pero gracias a Dios pude remontar aquello y salvar mi tarde.
Además lo disfruté muchísimo, la pena es que se fue parando poquito a poco,
pero el tiempo que duró lo disfruté».

No le
tocó un lote de Juan Pedro Domecq nada fácil: se paró un primero que lo hizo
matador de toros y, en el ecuador muleteril del sexto, éste se vino abajo
también. Pero embistió el alma de Borja Jiménez. «Al principio el toro tenía mucha
calidad, cogiendo una embestida muy franca y era un animal muy noble. La pena
fue que a partir de al tercera tanda hacia adelante se fue apagando poco a poco
y en una de las ocasiones me dio dos parones a mitad del muletazo que fue clave
aguantárselos para llegar a la afición de Sevilla».

Sobre
la relación con el maestro Juan Antonio Ruiz y los consejos que le ofreció el
de Espartinas durante la tarde de su alternativa, Borja Jiménez destacó que
«Espartaco me ayudó muchísimo a esa tranquilidad. Después de ese tercer
toro que no embestía se hace largo, muy largo, se hizo hasta eterno. Ahí es
cuando se crean muchas dudas sobre cómo resolver mi parte. Mucha parte de mi
temporada me la jugaba también ese día. Agradezco al maestro Espartaco que
estuvo ahí, apoyándome. Me decía «el tuyo último es el que va a embestir,
verás que lío le vas a formar». Cortaba la siguiente oreja y me dijo:
«Por mí no te preocupes, que el tuyo es el importante, el que va a
embestir». Y estuvo hasta que salió el toro dándome consejos todo el rato,
después me disponía a hacer un quite y me dijo que no porque sabía que me iba a
servir el toro, y por eso no se lo hice. Después, cuando me estaban pidiendo la
oreja. Y cuando sacó el pañuelo soltó un ¡bien! de los que uno se siente
orgulloso porque una grandiosa figura del toreo se alegre tanto por uno. Ni yo
hubiese pegado ese bien. Estaba feliz porque hubiera cortado la oreja. Eso me tranquilizó mucho».

En
relación a la actuación del alicantino José María Manzanares en la primera de
sus cuatro tardes dentro del abono maestrante, Jiménez señaló que «la
pena fue que no le acompañaran los lotes. Pero ahora tiene tres tardes más y
seguro que abre la Puerta del Príncipe.
Yo también estuve un poco inseguro en el tiempo de espera. Cuando llegó la
cuadrilla después del sorteo me dijo que me había tocado el toro más bonito de
la corrida, pero el toro que a nadie le gustaba. Era un toro bueno, pero
siempre mirando arriba, muy despabilado en los corrales, así que me echaron el
bonito delante, pero no embistió. Ahí fue cuando Espartaco me dio ánimo».

Fueron,
pues, los pequeños detalles los que ganaron la tarde, los que de verdad llegaron
a los tendidos y a los propios toreros. «Estar en un cartel de esa
categoría, que las figuras quieran dar la alternativa a un novillero, es para
estar eternamente agradecido. Me dijo que si iba a Sevilla era para darme la
alternativa, sino, no iba. Así lo dijo y así se cumplió. Eso son cosas que se
acumulan de las que hay que estar constantemente dando las gracias».