HUELVA

Importante Borja Jiménez: una oreja que sabe a poco en una tarde de entrega, profundidad y temple


jueves 31 julio, 2025

Así hemos narrado las dos obras del sevillano en la tercera de Colombinas, en una tarde en la que pudo pasear más premios por sus rotundas obras.

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Foto: Toros Pereda

Se fue Borja Jiménez a la puerta de chiqueros a recibir al bajo y armónico primero, un toro que acometió con disparo en la larga de recibo y en un posterior saludo capotero, donde toreó a la verónica y por chicuelinas. Tras medírsele el castigo en el jaco, el espartinero dejó un garboso quite por chicuelinas que llegó una enormidad a los tendidos. Comenzó por ayudados por alto junto a la puerta grande, para posteriormente dejar una tanda en redondo donde entendió perfectamente aquello que pedía el codicioso astado de Juan Pedro. Borja sabía que no podía bajarle la mano en exceso, de ahí que buscara no quebrantarlo en los primeros muletazos. El colorao, venido de Lo Álvaro, tuvo prontitud, fijeza y transmisión, pero también una desigual embestida. Acertó en terrenos y alturas para acrecentar las ganas de embestir de un astado con disparo. Se apretó con el animal en tandas donde siempre buscó llevar pulseado al astado, pero este, pese a mostrar virtudes, se dolía en el sometimiento. Al natural también dibujó muletazos de su personal corte ante un animal que, poco a poco, iba perdiendo fuelle. Viendo que su labor perdía intensidad, le apretó al de Juan Pedro en una serie final donde sometió al toro en muletazos de gran poder. Aquello que iba camino de una oreja quedó en una ovación desde el tercio tras marrar con los aceros.

Volvió a arrear Jiménez en el cuarto, un toro bajo y con la cara bien colocada que mantuvo siempre su condición de mansito. Lo lanceó con limpieza antes de comenzar por alto una labor que fue a más ante un toro que acabó rompiendo en las telas. Inteligente estuvo el de Espartinas, buscando siempre torear a favor del toro. Le dio ventajas al inicio para luego apretarle cuando la tanda lo requería. Lo pulseó en series marcadas por el temple, con muletazos largos en los que aprovechó las querencias del animal para alargar o rematar con profundidad. Pese a amagarse con querer irse en la primera tanda, el toro aguantó la exigencia muletera de un espada que ve toros en todos lados. Jiménez empapó siempre de muleta la embestida de un astado que tuvo nobleza, aunque le costó humillar. Poco a poco, Borja fue metiéndolo en el canasto, llegando a relajarse en una tanda en redondo, con las zapatillas atornilladas al albero y toreando con la cintura. Disfrutó el mejor de los Jiménez del toro de Juan Pedro en una faena donde el conocimiento de los terrenos y las alturas fue fundamental. Pese a la movilidad del astado, este requirió de toques precisos y mucho sentido del temple. Tras una última serie con varios pases de la firma, volvió a atascarse con los aceros, perdiendo así una justa salida a hombros. La oreja otorgada por el usía supo a poco.