A CONTRAQUERENCIA

Bragueta


miércoles 17 mayo, 2017

Ya puedes componer muy bien, ligar todos los muletazos que quieras y hasta templarlos con ritmo y mano baja, pero si no te pasas al toro por la faja, aquello queda huérfano de toda emoción

Ya puedes componer muy bien, ligar todos los muletazos que quieras y hasta templarlos con ritmo y mano baja, pero si no te pasas al toro por la faja, aquello queda huérfano de toda emoción

DAVID JARAMILLO

Si algo quedó claro hoy en el ruedo de Las Ventas es que la bragueta no se negocia. Ya puedes componer muy bien, ligar todos los muletazos que quieras y hasta templarlos con ritmo y mano baja, pero si no te pasas al toro por la faja, aquello queda huérfano de toda emoción. Se convierte en toreo light. Y ese es un aro por el que Madrid, por mucho que se encandile a veces, no está dispuesto a pasar. Menos mal.

La evidencia la puso el cuarto, un toro con más hechuras de PRE que de Domecq, pero, mira por dónde, lo del Piaffé no se le dio tan bien como sí lo de meter la cara y embestir con calidad, recorrido y duración. Un toro para reventar Madrid, pero no hubo bragueta y ahí murió todo. Y es que, además, esta faena (gluten free) tuvo la «mala suerte” de ir justo después de que Garrido se fajara con un toro exigente y pendenciero, que si terminó embistiendo con longitud fue porque extremeño le obligó, aunque vendió caro cada paso, porque tuvo violencia y envenenada intención en cada derrote. Pero a Garrido esto poco le importó y se arrimó como si se le fuera la vida en ello (y probablemente así era, porque algo tenía que pasar en Madrid), para la muestra, unas bernadinas que fueron el broche de miedo a una faena de naturales desgarrados. En el acero, se quedo el premio, pero el reconocimiento fue la unánime ovación de un público que palpitó de emoción. El peso de la bragueta.