El sevillano Borja Jiménez firmó el pasado domingo en Las Ventas una de las páginas más importantes de su carrera al abrir nuevamente la Puerta Grande de Madrid. Lo hizo frente a Milhijas, un toro excepcional de Victorino Martín que fue premiado con la vuelta al ruedo tras una faena de enorme profundidad, temple y entrega por parte del diestro de Espartinas. Esta gesta completa una trilogía de triunfos consecutivos en la primera plaza del mundo: otoño de 2023 con toros de Victorino, San Isidro 2024 con ejemplares de Victoriano del Río, y ahora, de nuevo con el hierro de la A coronada, en San Isidro 2025.
No se trata solo de una estadística ni de triunfos numéricos, sino de la consolidación de un torero que ha sabido ganarse su sitio a fuerza de valor, constancia y verdad. El ascenso de Borja Jiménez es el relato de una superación silenciosa. Hasta comienzos de 2023, su nombre apenas figuraba en los carteles. Aquel año, sin embargo, toreó tres tardes en Madrid, rozó la final de la Copa Chenel y encendió la llama de una carrera que parecía estancada.
Hoy, Borja Jiménez no es una promesa ni una revelación: es una realidad. Un torero hecho a sí mismo, que ha llegado a las ferias por derecho propio y que ha sabido entender que Madrid, más que una meta, es un camino constante de reafirmación. Milhijas quedará guardado tanto del sevillano como en la de una afición tan exigente como entregada, una plaza que, el pasado domingo, valoró en su justa medida la bravura de este animal y la faena de un torero al que ya no le pueden negar —los empresarios— el pan y la sal.

Tras este triunfo, torero y ganadero atendieron la llamada de El Séptimo Toro para hablar de una tarde histórica para ambos. En un fragmento de la entrevista realizada ese mismo domingo, Gonzalo Bienvenida le preguntaba a Victorino Martín si hubiera echado a las vacas al toro lidiado aquella tarde. El ganadero no dudó en su respuesta: «Sí, sin duda. Para mí era un toro de indulto. Va a costar mucho encontrar un animal que se parezca a este Milhijas, pero está bien que salgan toros así y que recuerden que el indulto se ha reglamentado para utilizarlo, no para abusar de él, pero sí emplearlo cuando la ocasión lo merece», explicaba con convicción.
Carmelo López quiso saber si ese toro entraba en el pódium de los mejores lidiados en esa plaza. Victorino fue tajante: «Sí, totalmente. Eso que no te quepa duda. De hecho, fíjate que, cuando terminó el tercio de varas, llamé al taxidermista para mandarle la cabeza», reveló, dejando claro el valor simbólico del animal y la importancia que ha supuesto la lidia de este ejemplar para su ganadería.
En tono distendido, Gonzalo Bienvenida comentó entre risas: «Oye, te lo ha mangado Borja». A lo que el espada sevillano respondió: «Se la he pedido, pero Victorino no cede», lamentaba el diestro de Espartinas en tono jocoso. «No puede, no puede», enfatizaba el ganadero afincado en Cáceres. «Esta cabeza tiene que estar en el museo. Y, además, es el día de mi padre, así que, por su memoria y por todo, irá para casa».
Así describimos cómo Borja Jiménez desorejó a ese bravo sexto, de vuelta al ruedo
Le anduvo hacia atrás con poder Borja Jiménez, tras las verónicas por doblones de inicio, al serio sexto, número 104, Milhijas de nombre, de 594 kilos, al que dejó Borja de lejos para la segunda vara de Vicente González, que ejecutó bien la suerte. El inicio de faena, de mucho poder, puso ya en pie al tendido, con tres bellos naturales de mano baja con los que llegó con fuerza arriba. Y las dos siguientes por la misma mano, por donde llegó con fuerza arriba por la ejecución pulcra y la verdad con la que construyó la obra. La faena mantuvo el tono por la derecha, excelsas las series por ese lado, por donde ahondó de verdad en el toreo caro que siempre ha profesado. Y las dos últimas series por naturales pusieron como una caldera a la plaza. Los doblones finales y la estocada arriba pusieron en sus manos las dos orejas.
