CAMPO BRAVO

Flor de Jara y las joyas cárdenas que se guarda para este año


sábado 7 junio, 2025

Conocemos la camada de uno de los hierros señeros del campo bravo; entre otros compromisos inminentes, el del próximo lunes en Vic-Fezensac, donde lidiará tres toros en la encerrona de Morenito de Aranda.

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Un toro de Flor de Jara para esta temporada. © Pablo Ramos

Hay un amplio número de vacadas de bravo que pastan en lugares idílicos, zonas donde este animal convive con otras especies salvajes que protegen un entorno muchas veces amenazado por la mano del hombre. Una de ellas es el Parque Nacional de Guadarrama, amplio espacio donde se encuentra “El Zahurdón”, finca que sirve de cuartel general para los ‘santacolomas’ de la familia Aragón.

Junto a la formación granítica de “La Pedriza” pasta una ganadería que proviene de aquella que diera forma la familia Buendía, un proyecto ganadero de incalculable valor que tiene el futuro asegurado en la Comunidad de Madrid. Junto a este hierro encontramos otros proyectos ganaderos que siguen apostando por esta sangre, esos que poco a poco han ido metiendo la cabeza en un circuito donde prácticamente las ferias son copadas por ganaderías de encaste Domecq.

Rehuelga, Los Maños, Valdellán, Felipe Bartolomé, Toros de Pablo Mayoral, Juan Luis Fraile, Ana Romero o La Quinta son algunos de esos hierros que hoy en día mantienen viva la llama de este encaste. Un encaste que tras su formación derivó en tres ramas, esas de las que se nutren las vacadas mencionadas con anterioridad. Coquilla, Graciliano y Buendía son las bases de un encaste que con los años fue perdiendo vigencia en el campo bravo, ese que ahora poco a poco va aumentando el número de cabezas gracias a nuevos proyectos como Toros de la Rábida o Hernández-Plá, entre otros.

Pero volvamos a casa de Carlos Aragón Cancela, ganadero que sigue cuidando un encaste único, una vacada que sigue sustentándose en reatas importantes que han dado productos tan importantes como Chinchosa 888, Pegajosita 863, Mocosa 527 o Callejona 169, entre otras. Pasear por sus cercados es volver a ver el toro de esos años 60 y 70, un animal bajo y con la cara colocada, astados que marcan una seña de identidad a la ganadería.

Aquí también se ha conseguido dotar de volumen a unos animales que poco a poco se han ido adaptando a ese trapío que se exige hoy en días por los aficionados y los equipos veterinarios. De ello y mucho más hablamos en la siguiente entrevista con su criador. Entre otros compromisos inminentes, el del próximo lunes en Vic-Fezensac, donde lidiará tres toros en la encerrona de Morenito de Aranda.

FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS