Como venidos contando en este medio desde hace algunos meses son muchos los ganaderos que están buscando vaqueros y mayorales para sus explotaciones ganaderas. Trabajadores que sirvan de relevo para esos hombres de campo que ya van llegando a la edad de jubilación. En muchas casas todavía no han tenido ese problema, mientras que en otras ya están buscando la manera de como solucionar el problema antes de que le estalle en la cara.
Vacadas tan importantes como Castillejo de Huebra no han tenido ningún problema en publicitarse en varias webs donde encontrar a trabajadores cualificados para este trabajo, optando otras por no desvelar la ganadería hasta que el demandante de empleo opta por poner en contacto con ellos. Dos opciones totalmente válidas que no hacen sino reflejar una situación cada vez más latente en el campo bravo.
En esta oferta de trabajo únicamente sabemos el emplazamiento de la finca, es decir, la localización del municipio donde se encuentra la ganadería en cuestión. En este caso se trata de Villavieja de Yeltes (Salamanca), una zona donde el toro bravo, el ganado manso y el cerdo ibérico se asientan como reyes de la misma. Un lugar de buenos pastos, arboleda y orografía ondulada, sin duda un lugar perfecto para el hábitat de estos animales.
Esta búsqueda activa de nuevos trabajadores en el campo se da por la brecha generacional de estas zonas, muchos jóvenes han optado por irse a la ciudad a labrarse un futuro, quedándose únicamente aquellos que sienten una espacial vinculación por la España rural. Una de las salidas que tienen los ganaderos es optar por darle el trabajo a algunos picadores u llamar a la puerta de la Asociación Nacional de Mayorales (UMAVACAM), lugar donde sus alumnos se preparan para poder trabajar junto al toro bravo.
“Abstenerse personas sin experiencia en ganadería brava y sin documentación en regla” se podía leer en algunos anuncios publicados en la web Milanuncios. En muchas ganaderías han tenido que optar por trabajadores del otro lado del charco debido a la poca demanda existente en España, esos que se ponen en contacto con las ganaderías en cuestión a través de las redes sociales o canales como estos.
Un tema muy serio para unos ganaderos que ven como poco a poco el tiempo se agota, no encontrando ese personal cualificado que le dé continuidad a esos mayorales y vaqueros que durante tantos y tantos años cuidaron del toro bravo en las distintas fincas que hay enclavadas en la Península Ibérica. Un paso adelante dado para buscar la mejor solución posible de cara a los próximos años.
