El campo bravo está inmerso en una profunda reconstrucción. Muchas divisas ven cómo es necesario salir a buscar fuera aquello que les falta en casa. En este caso no hablamos de simiente, sino de empleados que vayan cogiendo experiencia en la casa ante la inminente jubilación de sus mayorales. Por edad, estos afrontan, en muchos casos, sus últimos años a lomos de un caballo, de ahí que sea necesario buscar savia nueva.
En algunos casos pasan los vaqueros a ocupar el puesto de mayoral, pero en otros es necesario la búsqueda de nuevos hombres de campo. Tras la huida de la gente joven hacia las ciudades el panorama se complica, algo que se viene dando en los últimos años, por eso ganaderías como Castillejo de Huebra o María Antonia de la Serna, entre otras, han publicado anuncios en webs especializadas ante la tesitura de no encontrar trabajadores cualificados.
Normalmente, éstos suelen ser picadores aquellos que ocupan los puestos de mayoral. Se trata de personas muy cualificadas al saber montar bien a caballo, tener hilo directo con el toro y conocer perfectamente el día a día en una vacada de bravo. La otra opción que se les abre es publicitarse en webs especializadas, lugar donde existe una alta búsqueda de empleo por aquellos que andan sin trabajo.
La oferta publicada por una ganadería brava salmantina esta semana
«Se necesita vaquero para finca en Salamanca«, se podía leer en el citado anuncio. Una oferta que contaba con varios requisitos tales como vivir en la propia finca (vivienda a disposición del trabajador), saber manejar tractores, tener carnet de conducir, saber colocar de crotales, tener conocimientos en altas y bajas de becerros o saber reparar alambradas. Para este empleo, se pedía experiencia con ganado vacuno -bravo y manso-, algo indispensable para el día a día en una explotación ganadera como esta.
Un trabajo donde no se daban detalles sobre el salario a percibir, siendo éste a convenir entre las dos partes. En éste es fundamental tener decisión y ganas de aprender; de lo contrario es fácil que la cuerda se rompa y se acabe abandonando un trabajo que requiere de una alta dosis de compromiso.