Con la primavera a la vuelta de la esquina, las camadas de las distintas vacadas van tomando lustre cambiando ese pelo de invierno por otro más fino. Las temperaturas van subiendo y eso se nota en unos astados que ya andan rematados desde hace meses. Ahora es momento de mantener los kilos puestos y ejercitar la musculatura el corredero. La crudeza del invierno parece que ya pasó, ahora la citada primavera nos traerá meses donde la lluvia siempre es bienvenida, pero también fechas con temperaturas altas, esas que tanto gustan a estos animales.
En un entorno paradisíaco, Jean Marie Raymond, ganadero francés afincado en la provincia de Sevilla, sigue puliendo un diamante en forma de sangre brava, esa que tiene en el encaste Domecq su base. Dos vacadas que este marsellés cuida con mimo en la `Dehesa El Serrano´ situada en el término municipal de Guillena, un lugar donde el ganado de Virgen María y Santa Ana tiene su cuartel general.
Al igual que su proyecto hotelero de alta gama, aquí también es necesario encontrar un equilibrio económico a largo plazo, de lo contrario la ganadería se convertiría en un pozo sin fondo. Una vacada que tiene una cita importante en Nimes con una terna compuesta por Jeal, Fernando Adrián y Solalito. Será el lunes 20 de mayo, una fecha apuntada en rojo para un ganadero que cuenta con otros compromisos de importancia este 2024.
La historia de la ganadería de Virgen María
Todo comenzó como una aventura en Francia en 2002, con un pequeño número de vacas y un semental. Al trasladarse a Sevilla mantuvo únicamente el ganado con los hierros de Daniel Ruiz, Victoriano del Río y Jandilla, eliminando el resto, al no haber obtenido los resultados que venía buscando. Posteriormente, se haría con ganado de rama Marqués de Domecq, marcando a fuego estas reses con el hierro de Santa Ana
Para conocer esta aventura ganadera, nos hemos marchado hasta esta coqueta finca sevillana para hablar cara a cara con un ganadero que ha sabido encontrar un tipo de toro muy particular, un animal que gusta tanto a los aficionados como a los toreros. Una camada con toros para cualquier tipo de plaza, esa que nos detalla al completo el propio Jean Marie Raymond. “Tenemos una novillada y cinco corridas de toros, una de las cuales es para una plaza de tercera. Me ilusiona mucho la corrida de Nimes, ojalá salgan las cosas bien”.
Una ganadería que ya en 2023 cosechó importantes triunfos, algo que se nota a la hora de organizar la camada de este año. Los empresarios están apostando por este hierro, ahora les toca dar el paso a los toreros. “Lidiamos toros y novillos que fueron elogiados por los toreros, pero no me acabaron de llenar del todo. Podemos estar orgullosos, a pesar de todo, de nuestros resultados en 2023 con 34 orejas y tres rabos cortados a un total de 27 animales” respondió el ganadero francés.
Hierro que no se ha escapado, como todos sus compañeros, de la sequía, algo que ha obligado a invertir más dinero en la explotación. “Atravesamos un período complicado económicamente con la sequía de 18 meses que obligó a recurrir masivamente al pienso para los toros, pero también para las vacas, eso unido a la subida de los precios nos obligó a tener que gastar un dinero que, en principio, estaba destinado a otras partidas”.
Un proyecto ganadero que se cimenta en una exigencia sobre unos animales que traen una genética importante detrás. “Buscamos un toro que “camine” y no haga cosas malas. Es un reto mantener el nivel alcanzado en estos años. Aquí se busca un animal que transmita, que todo lo haga por abajo y eso no es sencillo. Todavía no llagamos a la regularidad que yo espero alcanzar como ganadero”.
Jean Marie Raymond tiene claro el camino a tomar, ese que no se sale de un número de vacas, amplio, pero no exagerado, y una serie de festejos al año que no le obliguen a malvender su ganado. “Nos movemos en unas cinco corridas al año, no quiero más. Aquí tenemos unas 200 vacas y 15 sementales bajo el paraguas de Virgen María. Santa Ana tiene menor número de animales, pero eso no quita para que no le tengamos fe a ese proyecto».
Actualmente, parece que la situación mejora para unos ganaderos que todavía arrastran las secuelas de la pandemia. “El precio del pienso no ha aumentado mucho en los últimos meses, aunque otros costes están subiendo, como la energía o la mano de obra. Pese a estabilizarse ese precio, el pienso había alcanzado unos niveles muy altos, algo que ponía en serio riesgo la supervivencia de muchos compañeros ganaderos”.