Muchos han sido los ganaderos que han bajado la persiana tras vivir meses de gran dureza por la pandemia. Pese a tener una afición desmedida, han visto cómo los números no salían por ningún lado, viéndose obligados a ir vendiendo poco a poco genética hasta llegar un punto que no merecía la pena seguir adelante. Una decisión tomada con la cabeza y no con el corazón; de lo contrario, el proyecto adelante hubiera seguido pese a las dificultades derivadas de uno de los momentos más duros que ha vivido la sociedad actual.
El COVID produjo en el campo bravo una cuesta arriba que parecía no tener fin y que se agravó con las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania y una inflación por las nubes, algo que para muchos fue la estocada final. Por todo ello, una de las ganaderías afectadas ha sido la toledana de Ramón Carreño -que pastaba en las cercanías de la localidad toledana de La Torre de Esteban Hambrán-, cuyos animales de lidia han sido enviados al matadero en parte y vendidos a otros criadores bravos en otra; además, también se ha dado de baja el hierro, la señal y la divisa en la Asociación de Ganaderías de Lidia a la que pertenecía, quedándose únicamente una pequeña punta de vacas para fiestas y capeas privadas.
Tentadero de machos en la Ganaderia de "Don Ramon Carreño". pic.twitter.com/mQ1K0eD7eF
— A.Sanchez Puerto (@AnSanchezPuerto) November 16, 2016
Se trataba de una vacada castellano-manchega pastaba en la localidad toledana de La Torre de Esteban Hambrán, a unos 50 km de Madrid capital. “La ganadería la inicio allá por el año 1995 y no te puedo decir una procedencia concreta porque en ese momento junte un hato de distintas procedencias. Estaba todo muy cruzado y la verdad no servía. Decidí cambiar en cuanto se presentó la oportunidad”, comentó Carreño en una entrevista a la Asociación Taurina Encierros de Navalcarnero allá por mayo de 2014.
“En el año 2002 compré 114 vacas de vientre y 5 sementales de Las Ramblas, procedencia Salvador Domecq. En la actualidad todo proviene de Las Ramblas, no hay nada de lo anterior”, comentó en la citada entrevista. Un ganadero que, muy a su pesar, tuvo que quitarse de encima prácticamente todo el ganado, ese que llevaba casi 20 años criando y seleccionando en la finca Toros El Valle, una explotación ganadera de unas 160 hectáreas que sigue en poder de la familia.
Un porcentaje del ganado de Ramón Carreño, a manos de José Manuel Cantos, que ha creado otra ganadería en Cáceres
De todo el ganado, un porcentaje importante fue a parar a manos de José Manuel Cantos, aficionado de 56 años, que adquirió vacas con el hierro de la casa, amén de otros ganaderos que fueron comprando poco a poco el ganado que pastaba en la finca. “La ganadería es muy cortita, tenemos poco más de 25 vacas que le compré a Ramón Carreño, un ganadero madrileño que tenía animales de encaste Domecq. Respecto a los sementales, este es de línea Contreras, un semental marcado a fuego con el hierro toledano Carlos Serrano”.