CAMPO BRAVO

La razón por la que esta vaca brava embiste con sus pitones a un becerro bravo nada más nacer


viernes 29 marzo, 2024

El nacimiento de un becerro es algo único, un momento donde una nueva vida se abre paso con un claro objetivo: perpetuar la bravura en la ganadería.

Vaca Becerro
Una vaca brava con su becerro y, a la izquierda, parte del vídeo en el que la vaca embiste a su becerro. © Pablo Ramos

El nacimiento de un becerro es uno de los momentos más bonitos del campo bravo. Una vida se abre paso y con ello un sinfín de ilusiones para un ganadero que sueña con ver embestir a ese animal en el ruedo. Ya sea de un semental nuevo o de una familia contrastada, este nuevo animal que lucha por ponerse en pie es el fruto de una ardua selección, esa que durante bastante tiempo lleva a cabo un ganadero de bravo.

Captar a una vaca dando a luz es algo complicado, ya que normalmente se esconden en zonas angostas del cercado para no ser vistas. Incluso pueden llegar a parar el parto con el animal casi fuera si intuyen peligro tanto para ella como para el becerro que llevan dentro. Su instinto maternal es tan fuerte que dicha acción puede ser repetida si notan la presencia de depredadores como el lobo o los zorros.

“Campo sabio y bueno que nos enseña que no hay existencia con sentido, si no respetas la vida, si no entiendes que solo cuando la das, que la recibes… quien no va con la vida, va con la muerte. Si apagas la luz solo encontrarás oscuridad en tu interior”, escribía en su cuenta de Instagram Salvador de la Puerta, un ganadero que ya en más de una ocasión nos ha enseñado como viven los animales de esta divisa gaditana que pasta desde hace años en una de las fincas más importantes del campo bravo, Jandilla.

Pero muchas veces nos preguntamos ¿Cuánto dura el período de gestación de una vaca? Al igual que los humanos, el embarazo de una vaca dura aproximadamente 9 meses, día arriba, día abajo. En la mayoría de los casos, se considera que 283 días es la duración más común del embarazo entre la mayoría de las razas de vacas, no siendo muy diferente el periodo de gestación del ganado bravo.

“El toro bravo es un animal extremadamente duro, se adapta rápidamente al medio, pero para que sobreviva en sus primeras horas de vida debe tomar los calostros de la madre, son fundamentales, de lo contrario puede llegar a morir” nos explicaba Antón de la Puerta hace unos meses en referencia a los primeros minutos de vida de un animal bravo. Ese que es tremendamente sensible a los cambios que le rodean y que necesita de la ayuda de su madre en los primeros minutos de vida.

Unos instantes donde la vaca se muestra muy cercana a su becerro, para ello lo primero que hace “es darle calor al animal, le limpia los orificios de líquido amniótico, también le limpia la sangre que pudiera recubrirlo para confundir a futuros depredadores” esos de los que hablábamos en la introducción de la noticia. “Por último se come la placenta, las pares le decimos en el campo; esto es algo muy significativo, ya que si no se las comiera estaría rechazando al becerro”.

En el vídeo llama poderosamente la atención un momento en el que la vaca le da unos golpes al becerro como para despertarlo, algo muy común en la naturaleza y que aquellos que no la conocen de primera mano ven de una forma extraña: “La vaca le da unos pequeños golpecitos, no tiene que ver con pegarle ni nada perecido. Pasa lo mismo con los bebés cuando nacen, salvando las distancias, claro, con esto les ayudan a romper a vivir. La naturaleza es siempre sabia”.

Pero el campo bravo es muy caprichoso, al igual que los sementales no sienten ningún apego por sus becerros, las vacas tienen un gran instinto maternal que hace no separarse de ellos ningún momento hasta que el animal toma los calostros y se duerme. Pero hay algunas que si sienten manoseado a su becerro pueden incluso hasta llegará a repudiarlos. Esto suele pasar con vacas primerizas que no conocen bien, lo que supone ser madres.

El síntoma identificativo para saber si una vaca acepta a su becerro o no es cuando se come su propia placenta: “Cuando las vacas paren, se comen su placenta, las pares como las llamamos aquí. Esto tiene muchas explicaciones, pero lo que sí te puedo decir es que la vaca que quiere al becerro se come las pares, es un síntoma de querencia, si no se las come abandona al becerro” nos contó en su momento el ganadero sevillano Julio de la Puerta.

 
 
 
 
 
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