CAMPO BRAVO

El semental de Samuel Flores que casi mata al mayoral de una cornada y que tuvo que ser sacrificado


jueves 8 febrero, 2024

La siguiente es una historia que vuelve a demostrar la importancia que tienen los mayorales y vaqueros dentro de una ganadería, en este caso la manchega de Samuel Flores.

Samuel Flores
El semental de Samuel Flores con una de las vacas. © Rubén Ramírez

Samuel Flores es de esas ganaderías que no deja a nadie indiferente, un hierro con personalidad propia que ha superado varios baches a lo largo de su trayectoria. Esta vacada e goza de una antigüedad fechada el 22 de abril de 1928, siendo éste un hierro que lucha por seguir estando presente en un circuito que poco a poco fue encorsetando a una serie de divisas con encastes muy particulares, ya que sigue manteniendo a gala su procedencia Gamero-Cívico, una rama lleva seleccionando en esta casa desde hace casi 100 años.

Como podemos leer en la web de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia (RUCTL), en 1914, los hermanos Flores formaron la ganadería con reses adquiridas a D. Eduardo Olea, agregándole posteriormente un lote de vacas y un semental de D. José Vega, anunciándose a nombre de Samuel Hermanos. En 1925 adquirieron reses de los herederos de D. Luis Gamero Cívico y Torres, que fue vendida a D. Juan Domínguez Delgado, de quien la adquirieron los hermanos Flores. Al término de la guerra civil se reorganizó por D. Samuel Flores, que siguió anunciando Samuel Hermanos. En 1968 fue cedida la ganadería a Agropecuaria Sierra Morena, S.A. y desde 1969 figura como Consejero Delegado D. Samuel Flores Romano.

José López Paredes, mayoral de Samuel Flores, protagonista de esta historia

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© Albert de Juan

Indagando sobre esta prestigiosa vacada nos topamos en redes sociales con una historia publicada por la cuenta de X de Samuel Flores. En ésta, se hace referencia al libro de la vacada, en el que se pueden leer anécdotas contadas por personajes del mundo del toro que conocen a la perfección esta ganadería manchega. En esta ocasión el protagonista es José López Paredes, mayoral de la vacada, un hombre que lleva varios años trabajando en la casa junto a un animal de gran personalidad.

Dicha cuenta nos sirve como referencia a la hora de contar la historia de un semental que con el paso de los años fue agriando su carácter, siendo uno de los toros que más guerra le ha dado a aquellos que bregan a diario con el toro bravo. «El toro de casa tiene muy buen manejo, pero quizá, los animales que más problemas me han dado han sido los sementales viejos. Concretamente, el toro Garza Grande-4«, comentaba José López Paredes en las páginas de un libro que se ha vuelto tendencia en redes.

«Un día había que bajar los sementales para un saneamiento y bajaron todos menos él. Volví a por el animal pensando que lo bajaría enseguida. Al toro se le habían abierto los pechos y andaba con dificultad. Además, como intuía donde iba, se le notaba incómodo. Pero como andaba con dificultad, eché pie a tierra pensando que dándole voces bajaría a corrales«, comentaba el mayoral en las páginas del citado libro.

«Él que me vio a pie, arreó conmigo y le dimos creo que tres vueltas al comedero grande… A la que íbamos a la cuarta me tiré de cabeza adentro porque ya me echaba mano… En el aire me tiró un derrote que estuve varios meses con un morado. Casi me mata«, añadía un mayoral que también narró el futuro que le esperaba a un animal que ya había dejado de cubrir con regularidad por culpa de su edad.

«Al poco tiempo lo sacrificamos porque el manejo con él se hacía imposible. Además, era muy mayor y estaba enfermo. Este toro era hijo de Encinita-71, hermano de Azucena-36, hijos ambos de Desconocido-16, uno de los animales más importantes de la casa». Sin duda una historia que merece la pena ser conocida por todos aquellos amantes del toro bravo y de una ganadería que pese a los vaivenes del tiempo, sigue luchado por volver a las ferias.