Desde hace décadas el toro bravo ha encontrado en las calles una salida ante el cuello de botella que se vivía en los festejos de lidia y muerte. Con la crisis que asoló el país aquel año 2008 y la bajada paulatina de festejos debido a la misma, muchos hierros encontraron en las calles ese calor que les faltaba en las plazas. El trato, los honorarios, las facilidades de pago… todo fue un acicate para que muchos ganaderos miraran a estos festejos con otros ojos.
Esa reducción de festejos, el golpe de dos crisis y el verse con la soga al cuello ha redundado en una selección que ha llevado a las vacadas a alcanzar una regularidad nunca antes vista. El toro ha ganado en profundidad, clase y humillación, algo que va ligado a la entrega, y esta, por ende, a la bravura. Uno de esos hierros que leva tiempo luchando por volver a las ferias es Partido de Resina, antes Pablo Romero, ganadería con unas particularidades muy definidas que divide sus camadas entre corridas de toros, novilladas y las calles.
Una vacada que ostenta el récord en el precio alcanzado por un animal bravo en las calles del Levante español, se trató de “Nubarrón” un animal cárdeno marcado a fuego con el n.º 10 y soltado en las calles de Burriana el 14 de septiembre de 2019. Un toro cerril que alcanzó los 23.000 € -casi cuatro millones de las antiguas pesetas- un precio jamás visto con anterioridad. Astado que, pese a no dar el juego deseado, llegó a concentrar a más de 40.000 personas en un día histórico para Burriana. Se trató de un ejemplar patrocinado por SATINE, empresa que gracias a su compra provocó un día histórico para el festejo popular en esta localidad castellonense.
Pese a las reticencias del pasado muchos ganaderos dijeron sí a un festejo popular que viene trabajando de forma impecable desde hace años. Una fiesta del pueblo y para el pueblo, mismo eslogan que unos festejos en plaza que poco a poco se despegaban de ese pueblo con unas entradas muy elevadas emén de unos carteles repetitivos y con poco interés. Todo pereció volver más o menos a su sitio, pero la llegada de la pandemia volvió a asolar un golpe en la línea de flotación.
La combinación de festejos en plaza y en la calle ha servido de salvavidas para un sector que vio la muerte muy cerca. Ya es raro ver el hierro que no lidia en las calles, incluso muchos hierros se han tirado a los brazos de un tipo de festejo mucho más transparente y mejor organizado. Pese a ello los ganaderos lo son para lidiar sus animales en la plaza, laboratorio donde las vacadas evolucionan a pasos agigantados.