Recorrer a lo largo y ancho la provincia de Sevilla nos lleva a explotaciones ganaderas tan emblemáticas como Partido de Resina (Aznalcázar), Miura (Lora del Río), Dehesa Frías (Constantina), Mirandilla (Gerena), Lo Álvaro (Castillo de las Guardas), La Cobatilla (Utrera) o Yerbabuena (Castilblanco de los Arroyos), fincas con orografías bien distintas, pero con algo en común, dan cobijo al toro bravo. Una puesta por un animal en tipo y fiel a la sangre que le corre por las venas.
Hablar de la finca “Yerbabuena” nos retrotrae a aquellos años donde José Ortega Cano y Rocío Jurado disfrutaban de esta coqueta dehesa junto a sus familiares y amigos. Aquí se dieron el “Sí quiero”, y en ella disfrutaron tanto de sus hijos amén de una época dura y difícil tras los problemas de salud de la gaditana. Finca que el diestro cartagenero rebautizó tras comprársela en 1992 a Juan Antonio Ruiz “Espartaco”.
Años antes, el diestro de Espartinas, la había adquirido del abuelo del matador de toros Pablo Aguado, quie había cuidado con mimo ese ganado que pastaba en los cercados de ésta. Una dehesa que, por aquel momento, llevaba el nombre de “Matute”, no entrando en los planes del sevillano conservar el ganado que allí pastaba, siendo éste vendido a Augusto Centeno Guerra. Tras la compra años después por el diestro cartagenero, Espartaco trasladaría su cuartel general a la finca “Majavieja”, lugar donde aún pastan los animales bravos de procedencia Torrestrella-Guateles que adquirió entre 1987 y 1993.
Yerbabuena, vendida hace una década a Rocío Torres Carcasi
La finca estuvo en manos de José Ortega Cano varios lustros hasta que fue vendida hace casi 10 años a Rocío Torres Carcasi por un montante de 5,4 millones de euros, según desvelaron en su día los compañeros de Diario Sur. Una compra donde, amén de la finca y la ganadería brava de encaste Jandilla-Pedrajas, también entró la yeguada que tenía el diestro murciano. Tras más de diez años en manos de sus actuales propietarios, el hierro de Yerbabuena basa sus temporadas en los festejos menores, siendo las novilladas el mejor banco de pruebas para seguir creciendo.
Según se hace constar en la propia web de la propia RUCTL, la vacada sevillana procede de la heredada por doña Magdalena García Natera de la antigua de García de Pedrajas, de la cual compró una punta de reses don Manuel Guerrero Palacios y que en 1946 vendió a don Salvador Guardiola. Sería en 1995 cuando la empresa Chipigena, S.L. adquiere la totalidad el ganado y los derechos de un hierro que variaría por el que actualmente utiliza. Compra que se ampliaría con un lote de vacas de “Jandilla” que se lleva por separado. En 1997 se amplía con un lote de 25 vacas de don Luis Algarra. Desde 2013 es la empresa Los Raudales SLU quien la compra y gestiona.