MADRID

¿Qué pasa con la carne de los toros que son devueltos en Las Ventas tras inutilizarse?


domingo 8 junio, 2025

Tras apuntillarse el animal en corrales, su carne pasa por un examen en el que los veterinarios buscan signos de infecciones, parásitos u otras condiciones que puedan afectar a la calidad de la carne

Toro Lesionado
Un toro de Araúz de Robles lesionado en el ruedo de Las Ventas el pasado San Isidro. © Luis Sánchez Olmedo

A colación de la devolución de uno de los toros de Araúz de Robles durante la pasada Feria de San Isidro en Las Ventas, y conociendo el destino final de la carne de lidia, quisimos consultar a varias fuentes autorizadas para saber si la carne de ese animal en particular tendría salida al mercado o si quedaría retenida al tratarse de un ejemplar que evidenció problemas durante su lidia. Como bien saben nuestros lectores, la carne del toro de lidia tiene diferentes destinos, incluyendo su comercialización para el consumo humano o su uso en la elaboración de embutidos y salazones.

“Las diferencias entre la carne de vacuno convencional y la de toro de lidia son enormes. La primera tiene mucha más grasa, está engordada artificialmente y estamos acostumbrados a su sabor. La segunda apenas tiene grasa, es económica, favorece la eliminación del colesterol y su sabor es más fuerte, más salvaje”, explicó en su día el chef Mario Sandoval en una entrevista concedida a un medio de tirada nacional.

Según las fuentes veterinarias consultadas por este medio, “cuando un toro de lidia es devuelto a los corrales por presentar problemas físicos, su carne pasa por un proceso de evaluación y análisis que garantiza su idoneidad para el consumo humano”. Caso distinto es el de un ejemplar que no ha presentado ningún problema durante la lidia, ya que sigue un procedimiento diferente.

Pero, ¿en qué consiste exactamente ese proceso de evaluación? ¿Qué pasos implica? Estas preguntas fueron respondidas por expertos en la materia: “El animal es sometido a un examen veterinario para determinar su estado general de salud y comprobar que no padece enfermedades infecciosas o contagiosas que puedan poner en riesgo la salud pública. El análisis incluye inspecciones físicas y pruebas sanitarias clave para decidir si el animal puede ser destinado al consumo o si debe ser descartado”.

Se trata de un procedimiento exhaustivo en el que los veterinarios buscan signos de infecciones, parásitos u otras condiciones que puedan afectar la calidad de la carne. En caso de que el toro no presente problemas de salud y sea considerado apto para el consumo humano, su carne puede ser comercializada, aunque siempre bajo estrictas normativas de sanidad y seguridad alimentaria, tal como establece la ley.

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